Febrero de 2017 figura remarcada en rojo en el calendario de los ingenieros responsables de la construcción de la nueva depuradora del Lagares. Su última previsión sitúa en esa fecha la entrada en funcionamiento de la gigantesca infraestructura de saneamiento construida a lo largo de estos cuatro años en la misma parcela de la vieja planta de tratamiento de aguas de Coruxo. A partir de ese momento comenzará una "fase de pruebas" de un año de duración que servirá a los técnicos para velar por la buena marcha del sistema y hacer los ajustes necesarios para que alcance la máxima calidad de tratamiento en el caudal desaguado a la ría de Vigo.
En Aguas de las Cuencas de España (Acuaes), la sociedad estatal dependiente del Ministerio de Medio Ambiente que junto a Xunta y Concello financian los 230 millones de inversión en el complejo de saneamiento del Lagares, reina de nuevo el optimismo tras solventar el problema que hasta ahora condicionaba su puesta en marcha. Se detectó a finales de 2015 durante el fondeo del penúltimo tramo del emisario al comprobarse que acababa semienterrado bajo el lecho marino. La flacidez del terreno, inadvertida por los estudios geológicos previos, obligó a suspender la inmersión de la última sección de la tubería, la número 7, donde van los difusores ante el riesgo de que estos acabasen taponados por el fango sin poder cumplir la función de despedir el caudal tratado en Coruxo.
Tras muchas discusiones y análisis, los técnicos dieron con una solución que incluso llevó a Acuaes a consultarla al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex). Este organismo adscrito al Ministerio de Fomento avaló, en un informe emitido el pasado mes de febrero, la propuesta de sortear el inconveniente del hundimiento del tubo en el lecho marino mediante un cambio en el modelo de las cabezas difusoras. Pero la definición del diseño y de la posición de estos dispositivos parece que resultó más compleja de lo esperado a tenor de los plazos fijados en esa época por la sociedad estatal. Acuaes creía entonces que el emisario estaría listo en cuestión de meses y hasta su directora territorial de la Zona 1 de Acuaes, Isabel Pérez-Espinosa, confiaba, como aventuró en declaraciones a este periódico, que la depuradora comenzaría en junio la fase de pruebas. Sin embargo, ahora se anuncia para febrero el funcionamiento de la macrodepuradora, ocho meses más tarde de la última fecha anunciada.
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Esta nuevas previsiones se ofrecen una vez iniciadas las modificaciones en el extremo de la canalización submarina. En Domaio, donde lleva todo este tiempo flotando el último tramo pendiente de destino, los operarios ya instalan los "injertos" donde se montarán los difusores. "Estos trabajos se terminarán en unas tres semanas si no viene un excesivo mal tiempo y ralentiza su ejecución", precisa una portavoz de la sociedad estatal.
Siempre supeditada a las circunstancias meteorológicas, Acuaes estima que el fondeo del tramo 7, de 437 metros de longitud, se abordará en la tercera semana de diciembre "con un procedimiento similar al de los otros seis ya instalados". A continuación, añade, se irán colocando los lastres secundarios para asegurar que la tubería queda firme en el fondo.
Completada esta operación, a partir de la segunda semana de enero se abordará otra de mayor precisión: la instalación de 62 boquillas o difusores en los injertos colocados en Moaña. Dado el elevado número de piezas y los 40 metros de profundidad a la que trabajarán los buzos, calculan que estas tareas requerirán al menos de 10 días. "Mientras tanto se irán finalizando otros trabajos complementarios como es la instalación en el fondo de las protecciones alrededor del tramo final de la tubería para evitar enganches por aparejos", concluye la citada portavoz.
