"La predisposición que tenemos al escuchar un argumento cambia totalmente dependiendo de la actitud de la persona mientras habla. Su forma de moverse, de colocarse o incluso de mirarnos nos lleva a tomárnosla en serio o no". No es abogada ni politóloga, pero la actriz Fernanda Barrio sabe cómo debe dirigirse uno al público para que sus palabras calen hondo, incluso si se trata de un jurista. La intérprete se subirá al escenario de la sala Ártika a principios de febrero para mostrar a verdaderos letrados técnicas de negociación y trucos para otorgar a sus argumentos "mayor credibilidad y confianza".

La idea, original de los abogados Josefina Barros y Daniel Formoso, pretende que los discursos y conclusiones que presentan a diario los abogados en las vistas consigan el efecto de convencer tanto a jueces como al resto de la sala. "Son pequeños trucos que no cuestan nada pero cambian radicalmente la predisposición de la persona que te escucha", afirma Barrio, que será la encargada de "enseñar" en el propio escenario de la sala Ártika a los abogados escogidos entre el público. "Crearemos diferentes historias y situaciones para determinar cuál sería la postura correcta en cada una de ellas, porque a pesar de que haya unas actitudes básicas, cada caso en diferente y necesita de herramientas especiales para defenderse. Aunque distintas, todas estas situaciones precisan de un buen 'ademán' para llegar a la otra persona", apostilla la escenógrafa.

Destaca Barrio que la expresión corporal es básica a la hora de expresarnos. Partiendo de la colocación en la mesa; lo más correcto sería estar "lo más erguidos posible y el pecho abierto, eso es muy importante, quizás lo más. Que no nos vean agazapados, sino que debemos mantener una actitud corporal abierta". Con esta actitud, se transmitirá "mayor seguridad; si los jueces nos ven confiados y seguros, su predisposición a nuestro argumento será positivo, está claro".

Los brazos y su colocación también son un punto a tener muy en cuenta a la hora de dirigirnos a una o varias personas. En el caso de los letrados, su colocación es básica. "Nunca tenerlos entrecruzados, jamás, porque das la sensación de que tienes algo que esconder", subraya Fernanda Barrio, también productora de la sala situada en la calle Beiramar. Los gestos que los letrados desarrollen durante su exposición ante sus clientes o magistrados deben ser "limpios". "Hacer muchos aspavientos no ayuda, da la misma sensación que antes, de que tratas de enmascarar u ocultar algo. Lo correcto es la justa medida. Moverlos de forma limpia o en momento del discurso en los que se quiera hacer especial hincapié", reitera la actriz.

En relación al aporte de este énfasis, jugar con la voz y sus tonalidad es esencial. "La oratoria es primordial para cualquier abogado, casi tanto como la expresión corporal. Hay que saber moldearla para que la persona considere importante lo mismo que tú", menciona Barrio, quien recalca que en los discursos no debemos omitir nada, ni lo que nos conviene ni lo que no, sino "jugar con él". "Debemos hablar en un tono normal, relajado, y dar pequeños golpes de voz en aquellas palabras o momentos importantes para nosotros. Si queremos restar importancia a un tema, mejor que omitirlo, es recitarlo con un tono de voz neutro o bajo, así estaremos llamando la atención justo en el punto que queremos", afirma.

Mirar, pero no intimidar

La mirada también es un punto crítico a la hora de dirigirnos a los demás: agachar la mirada no se contempla. "No mirar a la otra persona da sensación de miedo, de inseguridad y los abogados están para defender sus posturas, por ello tienen que mirar de tú a tú a la otra persona", argumenta. Y es precisamente en este punto cuando llega el problema. "Una cosa es mirar y otra intimidar. Jamás debemos apartar la mirada cuando el otro nos mire, pero tampoco pasarnos todo el recital con la vista puesta en la persona que tenemos enfrente ya que se conseguirá el efecto contrario", explica Fernanda Barrio, quien ayer dirigió una clase de representación de la que, curiosamente, formaba parte el abogado que hilvanó esta idea.