Los petos naranjas de los Cuidadores de Barrio se han convertido en un referente para los vecinos de los seis barrios a los que el servicio se ha extendido tras nacer, hace ya ocho años, como una herramienta para atender las necesidades de las personas mayores del Casco Vello. En la actualidad, el programa lo desarrolla la Fundación Érguete a través de un convenio bianual con el Concello y cuenta con 262 usuarios de los cuales el 79 por ciento son mujeres (207) y más de la mitad, el 51,9 por ciento, cuentan con más de 81 años.
La franja de edad mayoritaria es la que abarca desde los 81 a los 90 años si bien no solo las personas mayores acuden a este programa ya que en realidad la edad no es un requisito para optar a la ayuda de los Cuidadores de Barrio y, de hecho, hay dos menores de edad que se beneficiaron del servicio entre enero y octubre de este año, según se indica en el informe elaborado por la fundación.
En el barrio de Teis, por ejemplo, una de las usuarias es una niña de once años con dificultades de aprendizaje a la que los Cuidadores acompañan al parque infantil para que juegue dos veces por semana. Su madre "se desvive por ella", como relata uno de los cuidadores de la zona, pero debe trabajar y acudió al servicio para solicitar el acompañamiento y cuidado de su pequeña por lo que desde febrero es la más beneficiaria más joven del programa.
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"Es una niña muy dulce y cariñosa que al principio recelaba de nosotros pero ahora ya somos grandes amigos", explica Manuel, que recuerda que el protocolo de actuación consiste en que tras la solicitud del servicio tiene lugar una entrevista con la coordinadora del programa que analiza las necesidades del futuro usuario y elabora el calendario de los acompañamientos, que pueden ser al centro médico, a la farmacia, a la compra, recados o para realizar trámites administrativos, entre otras muy variadas cuestiones.
Así, el otro menor que se sirvió de los servicios de los Cuidadores era un niño de 12 años del barrio de As Travesas con distrofia muscular en las piernas. Tan sólo fue usuario durante tres semanas y fue debido a una fisura en el brazo que empeoró sus problemas de movilidad. "Lo íbamos a buscar a casa por las mañanas, lo acompañábamos al autobús y también íbamos dentro con él hasta el instituto", relata Ana, la responsable del grupo de As Travesas.
Usuarios de todo tipo
En el barrio también destaca que acompañan a una mujer de "unos 55 años de edad con problemas psicológicos a la que le da miedo salir a la calle y con nuestra compañía le resulta menos traumático hacerlo".
En Bouzas, mientras tanto, el equipo de Cuidadores no tiene menores a su cargo pero sí atienden a usuarios singulares. "Acompañamos dos días a la semana a una mujer invidente de 41 a hacer deporte al centro cultural. Acudió a nosotros pidiéndonos que la acompañásemos a dar un paseo diario pero no era posible por cuestiones de tiempo y encontramos esa propuesta, así ella se relaciona con más gente", subraya Marisa.
