Los estudios sobre el cambio climático, la detección de la contaminación y la eficiencia energética cuentan con una valiosa aliada en la fotónica. Gracias a las propiedades de la luz es posible detectar y medir el fitoplancton de una charca o determinar el tipo de petróleo que se ha vertido al mar. El ingeniero ourensano Óscar Sampedro Limia ha desarrollado en la Universidad de Vigo varios sensores fotónicos low cost de pequeño tamaño que envían la información de manera remota y mejoran las capacidades de los productos que actualmente se comercializan.

Los sensores diseñados miden turbidez, fitoplancton y microalgas en el agua, CO2 en el aire e identifican diferentes tipos de petroleo crudo y refinado en el agua. Utilizan componentes de bajo coste como LEDs, fototransistores o fotodiodos y envían los datos de manera autónoma a través de módulos radio o, en uno de los casos, vía satélite. Una capacidad de transmisión que no ofrecen la mayoría de los comerciales.

Sampedro se desplazó a Reino Unido para poner a prueba el sensor de medición de fitoplancton en unas charcas experimentales de agua dulce utilizadas por un grupo de biólogos de la Universidad de Exeter dedicado al estudio de los efectos del cambio climático. El instrumento, que se basa en la fluorescencia de la clorofila, demostró su validez para medir la temperatura del agua y el reflejo de la luz en el fondo y determinar así la influencia de estos parámetros en la concentración de microorganismos.

La zona de experimento está situada en Cornualles, a más de 200 kilómetros del laboratorio de los investigadores, que recibían los datos de forma remota y podían cambiar la configuración del dispositivo, de carácter autónomo gracias a sus paneles solares.

"El grupo publica artículos en revistas de alto impacto como Nature y fue muy interesante colaborar con ellos. Siempre se aprenden cosas", destaca Sampedro, ingeniero de Telecomunicación y con sendos másteres en Física Aplicada y Fotónica.

El ingeniero también validó este sensor con microalgas cultivadas en fotobiorreactor por el grupo del catedrático José Luis Legido. El dispositivo puede utilizarse en lagos, ríos, océanos o entornos artificiales y resulta de gran interés para monitorizar el cultivo de microalgas, cuya producción está creciendo considerablemente al utilizarse cada vez más en el tratamiento de aguas residuales, como alimento en piscifactorías o en la fabricación de biofuel.

Otro de los prototipos, capaz de medir humedad, temperatura y CO2 en el aire, se probó en una oficina de Ciudad de Panamá y puede utilizarse en el estudio y la predicción de la influencia de las variables ambientales en el confort y el consumo de energía de los edificios: "Es posible integrar estos sensores en domótica en un futuro no muy lejano".

Petróleo

El dispositivo más avanzado corresponde al sistema de detección de petróleo crudo y refinado, que también se basa en la medida de fluorescencia. A pesar de utilizar componentes baratos va más allá de los sensores actuales. "Los dispositivos comerciales solo determinan si es crudo pero el mío distingue entre tipos de crudo (maya, morichal y ekofisk) y entre los refinados diferencia gasóleo y gasolina. Este conocimiento es muy importante pues permite determinar las posibles fuentes causantes del vertido y ayuda a tomar las medidas adecuadas para su limpieza", destaca Sampedro.

Este sensor también podría ser instalado en un dron, lo que ampliaría sus posibilidades, por ejemplo, en la elaboración de un mapa del vertido.

Y es que las aplicaciones de los sensores fotónicos "son infinitas", apunta Sampedro, tantas casi como las oportunidades de negocio, de ahí que se esté planteando emprender y montar una empresa en el futuro pues en España no existen referentes en este sector.

Sampedro ya tiene experiencia en el sector privado, pues trabajó durante más de siete anos en dos empresas antes de regresar a la Universidad para realizar un doctorado en Láser, Fotónica y Visión y desarrollar esta tesis bajo la dirección de José Ramón Salgueira.