El robo de un vehículo dentro del ámbito de operaciones de Peinador puso en evidencia las medidas de seguridad en el espacio en teoría más controlado del aeropuerto. Cerrada la investigación policial con la localización del coche y del autor de los hechos, los responsables de la terminal han dado nuevas instrucciones para evitar que se vuelva a repetir un episodio parecido y con peores consecuencias. Consensuadas en la reunión esta semana del Comité de Seguridad, la primera medida pasa por el refuerzo de la vigilancia en las zonas más vulnerables de la valla que delimita las instalaciones aeroportuarias, como las ubicadas en los extremos norte (campo de golf) y sur (el mirador). En paralelo, la Guardia Civil intensificará sus rondas diarias por los kilómetros de la verja que acota el perímetro.

El mencionado robo ocurrió a plena luz del día, el pasado 26 de octubre. Saltando la valla en una zona cercana a la terminal de carga, un individuo de unos 30 años accedió al "lado aire". Por este ámbito sujeto a fuertes restricciones -incluso para los usuarios más habituales, como miembros de la plantilla de Aena, de las fuerzas de seguridad y empleados de empresas auxiliares-, el instruso campó a sus anchas durante "hora y media". "Nos conocemos todos aunque hay gente que no controlas. Y si lleva chaleco aún te confías más", justifica un empleado de la plantilla.

Como prueban las imágenes captadas por las cámaras de Peinador, primero el individuo intentó llevarse una furgoneta. Fracasó al no tener las llaves puestas aunque en su interior encontró un chaleco de Iberia. Y con este complemento perfecto para pasar desapercibido por un espacio vedado al público se paseó por distintos puntos del ámbito más cercano al edificio de la terminal, donde estacionan los aviones, hasta que al final logró ponerse al volante de un coche de Iberia.

Las imágenes no registraron el momento cuando embarca en el coche estacionado sino al abandonar el recinto por la salida oficial. Tampoco, por su insuficiente nitidez, los vídeos permitieron identificar al autor del robo. Según fuentes conocedoras del caso, fue una familiar la que puso al tanto a la policía de quien lo había cometido y dónde se encontraba el coche, que apareció al día siguiente aparcado a la altura del número 85 de la calle Aragón. Las mismas fuentes dudan que Aena llegue a denunciar a este individuo. Al parecer sufre trastornos mentales y está ingresado en una unidad psiquiátrica de Vigo.

Para Francisco Blanco, presidente del Comité de Empresa de Peinador, por el robo en sí y la aparente facilidad con la que se consumó "no puede interpretarse que el aeropuerto de Vigo sea un coladero donde entra cualquiera". Asegura que "ninguna terminal de España tiene electrificada su verja o cuenta con tantas cámaras instaladas para garantizar al 100% que nadie puede entrar". Para esto, añade, existen las leyes que penalizan la intromisión en el área donde operan los aviones "con importantes multas". A su juicio, hasta ahora las sanciones estipuladas han servido para disuadir a quienes pretendan acceder al "lado aire" del aeropuerto, "porque no es lo mismo que invadir una finca, y la gente se lo piensa dos veces", razona.

En todo caso Blanco da la bienvenida al refuerzo de la vigilancia. "Cuánta más seguridad mejor", afirma. Los empleados del aeropuerto ya comienzan a notar chequeos en los accesos a pie y en vehículo más intensos de lo habitual, y hasta aleatorios. Lo aceptan sin reparos convencidos de que "así debe ser." "Aquí están en juego muchas vidas humanas", incide un trabajador de Aena. En este sentido se pregunta qué hubiera ocurrido si la intención de este intruso hubiera sido otra distinta a la de robar un coche.