La pelea por liderar el Partido Popular de la ciudad se presenta como la más abierta y emocionante desde hace muchísimo tiempo. Una formación acostumbrada a que su líder saliese elegido sin competencia real y por asentimiento; un partido que había interiorizado que su candidato fuese designado por la dirección gallega -en particular por el presidente de la Xunta, llámese Manuel Fraga o Alberto Núñez Feijóo-; unos militantes que asumían con normalidad que la elección fuese extremadamente sencilla porque sólo había un aspirante. Ahora ese partido -el de mayor número de afiliados de Galicia, con más de 2.000- ve cómo son tres personas las que han dado un paso adelante para pelear por llevar las riendas.

Cuando todo parecía apuntar a que la batalla sería un duelo entre la portavoz municipal, Elena Muñoz, y el exconselleiro Javier Guerra, anoche saltó la sorpresa. Porque Lucía Molares, exconcejala en la época dorada de Corina Porro y actual directora de la Sepes - un organismo público- , se presenta hoy en la sede de su partido para comunicar que optará a liderarlo.

Muñoz parte con la ventaja del apoyo del aparato del partido, el de Vigo y de Santiago. Considerada la aspirante oficialista, es patente -aunque por razones de una supuesta neutralidad se pretenda guardar las formas- que Feijóo auspicia su candidatura y que ese aliento la debería convertir en la favorita.

Ayer mismo la portavoz municipal ofreció una exhibición de fortaleza al reunir 600 apoyos -casi siete veces más de los 70 exigidos- en esta fase preliminar del proceso electoral. "Hemos realizado un buen trabajo, y damos por concluida esta primera fase en la que buscábamos acercar nuestro proyecto a la inmensa mayoría de la militancia. Ahora seguiremos trabajando con la voluntad de construir un proyecto conjunto en el que todos tienen cabida", aseguraba ayer Muñoz.

El segundo cartel lo ocupa Javier Guerra, quien se presenta entre los militantes a los que él o alguno de sus colaboradores llama como el candidato "crítico e independiente". A quienes le escuchan le transmite el mismo mensaje: el partido ha sido en los últimos años ninguneado por la dirección gallega -encarnada por Feijóo- , no se le ha tratado con respeto y es el momento de recuperar la autonomía. El discurso de Guerra -el único conselleiro del que prescindió Feijóo en su segundo mandato, una afrenta que le ha dejado una herida aún por cicatrizar- ofrece una segunda particularidad que expone abiertamente: aspira a presidir el partido pero descarta de plano convertirse en candidato a la Alcaldía y competir con Abel Caballero.

Sea una cuestión de táctica o una expresión de los respaldos que tiene, lo cierto es que Guerra aportó ayer 108 apoyos, muy lejos de Muñoz. La diferencia abismal entre una y el otro es para fuentes de la dirección del PP local la fotografía de la realidad. Está por ver si, a tenor de estos números, el exconselleiro está dispuesto a ir hasta el final con todas las consecuencias.

La tercera vía

Y la tercera en discordia será Lucía Molares. La evolución de la exconcejala en estas últimas semanas ha sido cuando menos sorprendente. En un primer momento -meses atrás- había casi descartado competir, pero su pensamiento ha ido cambiando a medida que se acercaba el momento de tomar una decisión. "El apoyo de cientos de militantes me ha hecho dar el paso. Es muchísima gente la que me anima y cuenta conmigo para intentar revitalizar y fortalecer el partido. De hecho, han sido ellos los que han buscado los apoyos sin yo pedírselo; me siento comprometida con toda mi gente", explicaba ayer.

Molares podría representar la tercera vía. Es pública su disconformidad por cómo se han hecho las cosas en el PP vigués en los últimos años; una discrepancia que ha manifestado en más de una junta local. La exedil achaca a esa gestión equivocada y errática los malos resultados cosechados elección tras elección por el PP vigués, con la hecatombe final de las municipales de 2015. En este sentido, se puede considerar una persona crítica, pero ella prefiere definirse como "leal al partido; solo pienso y trabajo porque cada día sea más fuerte". Crítica o no, es evidente que su apuesta también es un pulso a Feijóo.

Por primera vez y de forma inopinada, los militantes del PP vigués podrán escuchar tres propuestas diferentes, encarnadas por tres personas muy diferentes. Y solo por eso estas primarias al estilo popular tienen un carácter histórico.