La que fuera una de las firmas conserveras más importantes de la historia de Galicia está a punto de escribir su último capítulo. Más de seis años después de que Bernardo Alfageme entrase en concurso de acreedores, al Juzgado de lo Mercantil de Vigo le queda ya poco para decretar la conclusión del que se ha convertido en uno de los procesos más largos que hubo en este tribunal. Un edicto colgado en el tablón judicial anuncia el último fleco que quedaba del complejo proceso de liquidación de bienes de la firma: el de dar publicidad a una oferta de 500 euros realizada por una promotora por los únicos activos que quedan por vender, dos fincas registrales. Tras este trámite, el concurso de la antigua conservera tocará a su fin.

Bernardo Alfageme, que llegó a tener 350 trabajadores, entró en concurso en 2010 y un año después se aprobó el plan de liquidación. La factoría de Bouzas, la joya de la conservera, fue adjudicada a la única oferta que se presentó a la subasta, formulada conjuntamente por tres bancos, de 11,2 millones de euros. Antes de esta puja, celebrada en 2015, ya se habían dado por liquidados la gran mayoría de bienes de la histórica empresa: las factorías de Ribadumia y Vilaxoán, un terreno con naves y rampa en Vigo, la fábrica de O Grove o las marcas Miau, Peña y Eureka. Todo ello en el contexto de un concurso que fue declarado culpable, cuestión ratificada por el Tribunal Supremo en 2013, imponiendo a Gustavo Lago, familia expropietaria de la conservera, la devolución de 11,8 millones a la empresa.