Era 1896 cuando vio la realidad un proyecto que se había iniciado diez años antes. Se había encargado a Jenaro de la Fuente el diseño de una plaza de toros con capacidad para 12.000 espectadores que se ubicaría muy cerca de lo que hoy en día es la estación de tren. Ese proyecto nunca se llegó a realizar. Sin embargo, la Sociedad Taurina Viguesa lo cumplió en 1986. Fue gracias al empuje de Pedro Alario, el gerente de la institución. Curiosamente, lo que no se hizo en diez años se realizó en dos meses. Una plaza con capacidad para 6.500 espectadores.

La expectación fue muy grande. El precio de las entradas oscilaban entre las 70 pesetas para los palcos con diez asientos, hasta las 7,5 en las butacas de sombra. La más barata costa 2,5 pesetas. Las gradas casi se llenaron, aunque había algunos 'claros'. La demanda era tan grande que se establecieron transportes especiales desde Oporto y Ourense, por tren, e incluso desde Carril, Cangas y Moaña por barco. Los que llegaban en tren podían llegar hasta As Travesas en carruajes especiales. El trayecto costaba una peseta.

El día anterior al festejo llegaron los toros procedentes de Andalucía. La estación de tren viguesa se llenó de personas que quisieron ver de cerca a los animales. Fueron llevados a un recinto cerca de la plaza. Allí permanecieron hasta que a las cuatro de tarde se dio inicio al festejo. Papete y Lesaca fueron los toreros que realizaron las faenas.

A lo largo de la corrida se sucedieron los acontecimientos. El público parecía entendido, tanto que algunos espectadores no dudaron en lanzar botellas a la arena en señal de disconformidad por el espectáculo. Uno de los toros protagonizó un incidente, al tratar de saltar la valla. No lo logró, pero el susto quedó entre el público.

Papete resultó herido en la cara. Fue asistido por los servicios médicos. A pesar de sus lesiones, pudo continuar con el festejo. Su compañero también sufrió algún percance, aunque sin importancia. El primer toro que salió a la plaza viguesa llevaba por nombre 'Tarrito'. El acontecimiento taurino fue muy importante, tanto que después se celebraron otros. Pero ya no tuvieron tanta repercusión. Incluso se llegó a celebrar una corrida de rejoneadores y otra femenina. Pero nada más. En 1902 se clausuró el recinto. Para la historia quedarán Papete y Resaca, los dos primeros toreros que actuaron en Vigo. Ambos fallecieron pocos años después de aquella cita.

Los toros en Vigo nunca llegaron a triunfar. A lo largo de la historia se encuentran numerosas iniciativas que tuvieron continuidad. Hubo una plaza portátil en el Berbés que costó 75.000 pesetas. Fue en 1948. Los organizadores la inauguraron con una corrida de carácter benéfico. Estaba anunciada la presencia de una cuadrilla liderada por Ricardo Zamora, en aquella época entrenador del Celta, y varios jugadores. Sin embargo, no acudieron a la cita. Ese día jugaron un partido amistoso ante el Deportivo de A Coruña. La instalación quedó en desuso con el paso del tiempo. Tanto que sus propietarios la llegaron a alquilar para veladas de boxeo y verbenas. Diversas asociaciones también impulsaron proyectos taurinos en la ciudad, todos los con plazas portátiles e incluso con deficientes construcciones. Ninguno de ellos tuvo continuidad. Algunos llegaron a tener actividad durante dos años.