El Samaín se impone a Halloween entre los más pequeños. Distintas parroquias de la ciudad celebraron ayer esta longeva tradición celta que busca prevalecer en la en la urbe olívica por encima de la festividad importada desde el continente americano. "Tenemos que poner en valor lo autóctono y no aquello que hemos traído de fuera", explica José Manuel Veiga, presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Vello que, como cada año, organizaron una fiesta en Praza do Berbés.

Como ya es habitual, la celebración contó con actividades para todos los públicos. Los más pequeños disfrutaron de un taller de maquillaje en el que pudieron dar rienda suelta a su creatividad. Además, varios cuentacuentos se acercaron hasta el lugar para regalarles las historias más terroríficas sobre el Samaín. Los adultos, por su parte, se divirtieron en un magosto y celebraron bailes populares hasta bien entrada la noche.

La del Casco Vello no fue la única parroquia que celebró por todo lo alto la fiesta celta. En O Calvario, los vecinos se echaron a la calle para conocer de cerca los entresijos de esta antigua creencia. Lo mismo ocurrió en Porta do Sol, donde las representaciones de la época sacaron una sonrisa a más de uno.

En una jornada en la que la frontera entre los vivos y los muertos era más difusa que nunca, los más pequeños consiguieron con sus disfraces y juegos que la fiesta del Samaín mostrase su cara más divertida.