En cuestión de segundos un matrimonio de la calle Aragón pasó de estar descansando en su domicilio a temer seriamente por su vida. "Es algo que no te esperas y que no deseas que le pase a nadie. Han pasado más de 12 horas y todavía seguimos en estado de shock", comentaba ayer a FARO, M.F.V., una de las víctimas.

Los hechos sucedieron en la tarde del lunes cuando un varón de iniciales J.E.G.S. y 37 años de edad, vecino de la pareja, trató de forzar la puerta de su vivienda con una radial, y al ser descubierto por el propietario de la misma se abalanzó sobre él con un hacha. Su mujer, al ver el incidente, trató de mediar en la pelea, pero también fue golpeada por el presunto agresor.

Tras ser retenido por unos vecinos, que impidieron que el altercado fuera a mayores, agentes de la Policía Local detuvieron al atacante, que fue trasladado hasta el Hospital Álvaro Cunqueiro para su valoración psiquiátrica. Allí se determinó que se encontraba en un "estado agudo de delirio" puesto que llevaba días sin tomar su medicación, por lo que fue ingresado en el módulo psiquiátrico del recinto.

Pese a ser la primera vez que el asaltante tiene una conducta tan violenta con sus vecinos, residentes en la zona ya se temían un posible ataque. "Llevaba unos días muy inestable. Apretaba los puños cuando salía de casa y veías rabia en su rostro", advierte Toñita Quintas, la mujer que alertó a la policía en la tarde del lunes.

El supuesto agresor reside desde hace años con su madre en la vivienda, mientras que el matrimonio atacado tan solo lleva unos meses en su actual domicilio. "Es quizás con la persona de la calle que menos relación teníamos porque era muy normal saludarle y no obtener respuesta", señala E.A.C., el hombre agredido.

Lo primero que hizo la víctima en la mañana de ayer fue acudir a las dependencias policiales para presentar la correspondiente denuncia además de solicitar una orden de alejamiento, algo que deberá dictaminar un juez. "Ojalá tengamos pronto un juicio y no le dejen acercarse a nosotros", señala. "No, que tarde y que siga encerrado el máximo tiempo posible", le interrumpe su esposa.

Con las marcas en la cerradura de su vivienda causadas por la radial de su vecino, el matrimonio vive con nerviosismo las horas posteriores al incidente, alegrándose de que no estuviera su hijo pequeño en casa -se encontraba en el colegio- en el momento de la agresión. "No sé qué hubiese pasado si en lugar de mi marido estuviera mi hijo de seis años", se pregunta la madre del menor.

Vivir con miedo o mudarse

El matrimonio tiene claro que si el agresor queda libre el incidente se volverá a repetir. "Si vuelve a casa nos intentará agredir de nuevo, ya sea con un hacha o con otro arma", advierte E.A.C. Por esta razón, desde el momento del ataque sufrido en la tarde del lunes la pareja ya solo se plantea dos opciones para los próximos meses. "O nos quedamos en el mismo lugar y vivimos con miedo el resto de nuestra vida o nos mudamos. Y nosotros no queremos tener pánico por nuestra integridad día tras día" señala la agredida.

No es la primera vez que el asaltante entra en su vivienda, aunque siempre lo había hecho de modo pacífico. "Es cierto que antes, cuando íbamos a comprar algo cerca, dejábamos la puerta arrimada y al volver nos lo encontrábamos en las escaleras, pero nunca hacía nada", explican las víctimas.

Ahora, y a la espera de que el agresor pase a disposición judicial, el matrimonio vive su peor momento desde que comenzaron "una nueva vida" en su vivienda de la calle Aragón.