En su último informe los técnicos de Augas de Galicia asumen que no todos los puntos contaminantes tienen la misma repercusión y destacan como el mayor reto a corto plazo solventar "el vertido de la EDAR del Lagares, un único punto en el que se concentra toda la red de saneamiento de Vigo", apuntan los técnicos, conscientes de que evitar que la depuradora rebose agua sin tratar está requiriendo un gran esfuerzo. Los últimos datos apuntan a que la nueva instalación empezará a realizar pruebas en el primer semestre de 2017, un año después de lo anunciado inicialmente por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente.

Completar esta obra resulta por lo tanto crucial para la salubridad de las aguas de la Ría de Vigo y es además uno de los compromisos asumidos por el Ejecutivo Gallego en 2007 ante la Comisión Europea para evitar la multa millonaria con la que amenazaba a España por la contaminación de las aguas de la Ría destinadas al cultivo de moluscos. Bruselas aceptó el plan integral de saneamiento presentado entonces por el bipartito y con la nueva EDAR como pieza estrella. Pero ese documento incluía también el compromiso de mejorar los sistemas de depuración en los otros siete ayuntamientos que vierten a la Ría y un plan de inspecciones y control rutinario que ejecuta Augas de Galicia y cuyos resultados refleja su informe del mes de septiembre.