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La unidad de insuficiencia cardíaca reduce los reingresos con consejos sobre autocuidado a mil pacientes

-El nuevo programa hace un estrecho seguimiento de los casos graves -Aspira a crear un hospital de día para tratamientos sin hospitalización

La enfermera Vilar y los doctores Soto (con gafas) y Calvo, en la consulta de Enfermería . // Alba Villar

La insuficiencia cardíaca es la incapacidad del corazón de bombear la sangre necesaria para llevar todo el oxígeno y los nutrientes que requiere el organismo. Es una enfermedad crónica y que aumenta con la edad que, cada vez sufre más gente y que se ha convertido en el primer motivo de ingreso en los mayores de 65 años y asistencia en urgencias. Un problema de primer orden en Europa. En el área viguesa, el ritmo al que se agrava la situación es mayor. El número de hospitalizaciones crece el doble que en Galicia o en España y, en 2014, rozó las 1.500. El Servicio de Cardiología del Chuvi -por iniciativa de su jefe, el doctor Andrés Íñiguez- ha creado una unidad especializada para seguir de cerca a los pacientes más complejos de esta patología y en su primer año de actividad -que cumplió el jueves-, ha atendido a un millar de pacientes. Su responsable, el cardiólogo Fernando Soto asegura que ya se percibe una reducción importante de los reingresos.

El complejo ya disponía desde hace algunos años de una consulta médica monográfica sobre esta patología. Con la apertura del nuevo hospital, la convirtió en unidad incorporando cuatro camas para hospitalizar a aquellos pacientes que se descompensan -solo han estado por debajo del 100% de ocupación en verano- y una consulta de enfermería que ha transformado la atención que reciben estos pacientes.

La lleva la enfermera Sonia Vilar, que hace un seguimiento estrecho de los pacientes. Se encarga de gestionar el tratamiento prescrito por el médico, subiendo las dosis paulatinamente; vigila los efectos secundarios; y está disponible para ellos a través de un teléfono directo cada vez que surja una complicación o duda -una de las más frecuentes, son las bajadas de tensión por los fármacos-. Pero la labor más importante que lleva a cabo es la educación sanitaria. Les insiste en una dieta baja en sal y grasa, en la importancia de hacer ejercicio y de tomar la medicación correctamente. Además, les enseña a ser "autónomos" a la hora de ajustar las dosis de los diuréticos para contrarrestar uno de sus principales problemas, la fatiga con el esfuerzo.

Para cuando los síntomas de un paciente no se acaban de resolver en su casa, pero no está grave para ingresarlo, aspiran a contar con un hospital de día en el que puedan ponerle medicación intravenosa.

No todos los pacientes con insuficiencia cardíaca llegan a la unidad. Solo lo hacen aquellos casos graves que pueden mejorar con algún tipo de tratamiento muy específico -ya sea una operación, cateterismo, implantación de desfibriladores o, en los casos más graves, se remiten a A Coruña para trasplantes de corazón o de dispositivos de asistencia ventricular, los "corazones artificiales"-. La media de sus pacientes es de 70 años, aunque el 45% supera esta edad y, en su mayoría, llegan derivados de la consulta de alta resolución de Cardiología y pacientes hospitalizados.

En las consultas han visto a 680 personas desde enero y calculan un millar al año. El objetivo de la unidad es mejorar y prolongar la calidad de vida. Algo muy relevante en una enfermedad que no se cura y que, si no se trata, puede tener una evolución pareja al cáncer. "A los cinco años, la mitad habría fallecido", señala el doctor Soto. Para él, los resultados son evidentes: "Hay pacientes que reingresaban cuatro veces en un años y que ahora ya han superado este plazo sin hacerlo gracias al seguimiento personalizado", destaca.

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