Ingeniero industrial, José Manuel Rodríguez Lago empezó a trabajar en el año 1988 en el Colegio de Fomento Montecastelo como becario. Dos años después entró en plantilla y desde 2011 es el director del centro, donde también cursó sus estudios.

-Siendo exalumno, será especial dirigir el centro justo en sus bodas de oro .

-Sí. Tanto Catalina como yo estudiamos aquí y nos supone una ilusión y un orgullo especial. Miles de ciudadanos han pasado por nuestras aulas desde 1966, desde donde siempre se impulsó la promoción de la igualdad entre el hombre y la mujer. Por eso se consiguió desde el principio mucha diversidad en las profesiones elegidas tanto por los chicos como por las chicas.

-Uno de sus lemas es la enseñanza personalizada.

-Cada alumno tiene un tutor con el que habla once veces al año y 4 veces se reúne con los padres. Aquí todos acaban Secundaria, no existe el fracaso y no porque sean más listos, sino porque hay una persona que tira de ellos para arriba si se detecta un problema. También contamos con familias voluntarias por aulas que fomentan la comunicación y la colaboración. El gran secreto del éxito escolar, junto a la tutoría, es la implicación de los padres.

-¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías?

-Es un complemento, una herramienta más que ya forma parte de la comunicación y socialización habitual de los alumnos. Por eso enseñamos a utilizarlas desde el respeto a uno mismo y a los demás.

-Unos valores extensibles al resto de las áreas.

-Claro que sí. Formamos a nuestros alumnos con una base cristiana para que sean buenos ciudadanos en el siglo XXI, para que sepan que viven en un sistema democrático y político en el que se deben respetar todas las creencias y opiniones. Los formamos para que tengan una mente abierta y para que sepan que existen unas líneas rojas que nunca se deben traspasar.

-¿Por qué siguen con la educación diferenciada?

-Porque funciona. La implicación de los padres, la formación del profesorado, el plan de convivencia y la educación diferenciada son las variables de nuestro sistema. Si funciona y da buenos resultados, no lo voy a tocar. Un 20% de estudiantes fracasa en Secundaria. Aquí, cae un alumno cada cinco o seis años. Eso significa que se hacen bien las cosas. ¿Por qué cambiarlas?