La red de saneamiento en algunas de las calles más céntricas de la ciudad aún conserva tramos donde ni siquiera se canalizan las aguas a través de tuberías. Las sucesivas obras de humanización han dejado al descubierto viejas tajeas de piedra para transportar el caudal en distintos puntos de la ciudad que tienen más de cien años de antigüedad, según un informe de la Concejalía de Fomento.

El último caso se ha producido durante la mejora de la calle García Barbón, actualmente en obras. Y anteriormente se hallaron estas viejas conducciones en Areal, Ronda de Don Bosco, Churruca, Canceleiro o Tomás Alonso. En todas ellas se instaló nueva red de saneamiento con canalizaciones y elementos auxiliares como sumideros, pozos de registro y arquetas.

Los técnicos resaltan que el deterioro de estas tajeas arcaicas originan obstrucciones y filtraciones al subsuelo. "A la larga puede derivar en desprendimientos y hundimiento", apuntan, para agregar que esta antigua infraestructura con más de un siglo carece de los pozos necesarios para realizar las labores de mantenimiento.

La red de abastecimiento de aguas también presenta zonas conflictivas al sobrevivir viejas conducciones de fibrocemento que sufren roturas con frecuencia. "Se suelen producir por la finalización de la vida útil del tubo, que pasa a ser más frágil, sometido a los cambios de presión interior asociados a la normal operación de la red", indican desde Fomento.

Las tandas de humanizaciones de calles han renovado decenas de kilómetros de red de abastecimientos de agua. Entre las calles que presentaban mayores problemas, ahora resueltos, destacan Camelias (pendiente de completar), Toxal, el entorno de Churruca, Manuel Núñez, Moaña y Tomás Alonso.

Además existe un tramo de fibrocemento en la red perimetral de alta capacidad que distribuye el grueso del agua de la ciudad entre la estación potabilizadora de Casal y Castrelos. El plan de inversiones con cargo a la concesionaria Aqualia incluyó la sustitución de la vieja conducción entre la avenida del Aeropuerto y Ramón Nieto. En octubre de 2013 la antigua tubería se rompió, generando una inundación de grandes proporciones. "Este hecho evidenció la importancia de tener esta tubería en buen estado", recoge el informe.

La estación potabilizadora de Casal sufría, por otra parte, problemas de turbidez periódicos. El plan de inversiones lo resolvió con un proyecto de instalación para dosificar reactivos y se colocaron depósitos para almacenar estos productos, así como distintos equipos electromecánicos.