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Subastas desiertas en Vigo

El inicio de las pujas telemáticas en enero no despertó el interés de los postores: Siete de cada diez quedan desiertas

Un edificio de 19 viviendas en Velázquez Moreno concluyó su puja en septimbre sin postores. // A.Villar

Pisos con garaje en pleno centro de Vigo por 93.000 euros, fincas rústicas a las afueras que no superan los 300.000 euros o locales comerciales por poco más de 10.000 euros. Las subastas de inmuebles embargados ofrecen la posibilidad de obtener viviendas o bajos a precios inferiores al de mercado o incluso que el de su valor real.

Sin embargo, este formato de adquisición no termina de despertar el interés de los compradores. Desde principios de año, las subastas pasaron de ser presenciales a telemáticas: cualquiera desde su ordenador puede adquirir inmuebles en cualquier ciudad del territorio nacional. La finalidad de este sistema consistía en atraer mayor número de postulantes al resultar la celebración de las pujas mucho más accesible, pero la realidad es otra. Siete de cada diez subastas judiciales de inmuebles quedan desiertas, es decir, ningún postor ha querido pujar por ellas. De las 98 celebradas a lo largo de este año, solo 23 contaron con postores y 66 terminaron desiertas. Esta cifra no provoca un gran contraste con la situación que vivían las pujas antes del sistema telemático, aunque sí se esperaba una mejoría. "Este nuevo formado estaba pensado para atraer a mayor número de postores, está claro, pero no ha funcionado. En este juzgado, de las 12 que se han celebrado hasta el momento tan solo una ha contado con postores", revela la secretaria del Juzgado de Primera Instancia número 1 de Vigo.

La puja más alta no siempre consigue llevarse el lote. Cuando la mejor puja sea igual o superior al 70 % del valor por el que el bien hubiere salido a subasta, el secretario judicial aprobará el remate en favor del mejor postor y entonces la entidad o particular si serán los nuevos adjudicatarios del inmueble. Si finalmente queda desierta o las ofertas no superan el 70% del valor de la propiedad, el acreedor, que normalmente son entidades bancarias, puede pedir la vivienda por el 50% del valor de tasación, o por el 70% si se trata de la vivienda habitual del deudor. Pero si el acreedor no utiliza esta opción, el deudor puede pedir que se levante el embargo de sus bienes.

De edificios a estudios

Los lotes ofrecidos también son diferentes a los que se podían encontrar en años pasados. El inicio de la crisis en los años 2007 y 2008 generó un aluvión de subastas de grandes edificios o lotes de varias viviendas, sin embargo a día de hoy los estudios, viviendas unifamiliares, pequeñas oficinas y fincas sin urbanizar son los inmuebles más comunes en estas pujas.

De las 98 subastas celebradas por los juzgados de Primera Instancia de la ciudad olívica este año tan solo uno corresponde a un edificio completo. Situado en Velázquez Moreno, nº 35, la subasta millonaria, tasada en 4 millones de euros, correspondía a 19 viviendas así como un bajo comercial. Esta subasta ya había sido cancelada en 2014 y en esta ocasión no contó con postores.

La llegada de este nuevo sistema de subastas también ha generado un cambio en el perfil de los postores. Cuando antes era habitual encontrarse con personas físicas afincadas en la ciudad o alrededores, el escenario actual favorece a las promotoras foráneas que buscan conocer o ampliase al mercado vigués. "Este formato de subastas no atrae a las personas de la calle. Puede parecer más cómodo pero hay que inscribirse, conocer a fondo las ofertas, etc. El sistema solo facilita a promotoras de fuera, por ejemplo, promotores de Guadalajara que quieran adquirir viviendas en Vigo", señala el secretario del Juzgado de Primera Instancia número 10 de Vigo.

Actualmente, el partido judicial de Vigo tienen abiertas un total de nueve subastas previstas de concluir a finales del mes de octubre. Por el momento, ninguna cuenta con postores. Entre ellos, un garaje por cuyo valor reclama la comunidad de propietarios de Zamora, número 10 y dos viviendas, una reclamada por los propietarios de Bolivia número 13 y la otra por la comunidad de propietarios de Julia Minguillón, número 2.

Los concursos mantienen vivas las pujas presenciales en el Juzgado de lo Mercantil

  • La llegada del 2016 condicionó a todas las subastas judiciales de bienes e inmuebles a ser electrónicas, es decir a través del ordenador y con Internet de aliado. Sin embargo, en el Juzgado de lo Mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, todavía continúan realizando subastas a la vieja usanza. No son tantas como en los juzgados de Instancia ni tampoco se realizan por propia decisión de la sala sino solo aquellas en las que el concurso de acreedores lo determine."Tenemos muy pocas subastas, pero las que tenemos son tanto online como presencial. Éstas últimas van condicionadas al propio requerimiento del concurso de acreedores: si en el edicto dice que debe ser presencial, se realizan as. Pero reitero que muy pocas hemos tenido presenciales en lo que va de año", revela la secretaria del juzgado de lo Mercantil.Este tipo de subastas se producen al negarse los acreedores a la adjudicación o al rechazar una entrega del bien para cancelación de su crédito.Se trata de una de las alternativas de liquidación más habituales cuyo objetivo es el mismo que el del propio concurso: la cantidad resultante en la subasta debe permitir la continuación de la actividad de la empresa que entró a concurso de acreedores.

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