Cervantes y el Quijote constituyen uno de los principales referentes de España fuera de nuestras fronteras y en el caso del catedrático José Montero Reguera se han convertido en una suerte de pasaporte que le lleva a viajar por todo el mundo. El IV Centenario de la muerte del autor ha intensificado sus compromisos a lo largo de este año. Un periplo en el que el nombre de la Universidad de Vigo ha aparecido junto al del ilustre escritor en varios continentes.

Tras un ajetreado mes de septiembre en el que inauguró un congreso de la Menéndez Pelayo en Santander, viajó a Pekín y coordinó a su regreso un curso de la Universidad de Vigo en Monforte dedicado a Cervantes y al Conde de Lemos, Montero tiene pendientes nuevas citas en varias ciudades españolas, así como en Uruguay y Suiza: "El caso cervantino es muy particular. Es raro el año que no se celebra en algún lugar del mundo un simposio o una conferencia, pero este año el volumen es muy superior y está siendo muy viajero."

El catedrático, que ya dedicó su tesis al Quijote y es el presidente de honor de la Asociación de Cervantistas, lleva más de dos décadas dedicado al estudio de su obra en Vigo junto a otros docentes como Fernando Romo. Con él y otra integrante de su grupo de investigación, Macarena Cuiñas, acaban de editar por encargo de la Real Academia Española un volumen dedicado a la poesía cervantina.

"Vigo tiene nombre propio en el campo del cervantismo. Varios profesores trabajamos desde hace años en esta materia y, a su vez, por aquí ha pasado la flor y nata, como Agustín Redondo o Anthony Close. Y cada vez que viajo siempre voy con el apellido de Universidad de Vigo, la he llevado por uno y otro confín", bromea.

México ha sido uno de sus destinos este año. El pasado abril, durante la Feria Internacional del Libro, participó en una mesa redonda organizada por la UNAM junto a la académica Rosa Beltrán y el escritor Juan Ignacio Padilla, uno de lo mayores cervantistas de Latinoamérica. "Fue uno de los primeros países a donde llegó el Quijote fuera de España y tanto en el siglo XX como en el XXI se han preocupado y ocupado de Cervantes. Algunos de los autores más cervantistas son mexicanos, entre ellos Carlos Fuentes, que fue investido honoris causa en Vigo", recuerda Montero.

Precisamente, en aquel país se celebra estos días el mayor homenaje al gran literato. El 44 Festival Internacional de Guanajato reúne las propuestas de música, danza o teatro de 3.500 artistas procedentes de todo el mundo. Una apuesta que choca con las críticas vertidas por intelectuales e instituciones culturales españolas, incluida la RAE, ante la descoordinación, el retraso y la falta de respaldo del Gobierno a la conmemoración del 400 aniversario.

"El problema ha estado en el punto de partida. Reino Unido desde el minuto uno declaró 2016 como Año Shakespeare. El primer ministro escribió un artículo que publicaron los principales periódicos y declaró la conmemoración como una cuestión de Estado. Aquí no hubo esa implicación. Rajoy no visitó el Instituto Cervantes hasta el 22 de abril y ya se habían perdido cuatro meses", lamenta.

Aun así, el catedrático destaca la cantidad de iniciativas que se han organizado dentro y fuera del país -casi medio millar hasta el mes de septiembre-. "Todo es susceptible de crítica pero se están haciendo cosas. La afluencia de público obligó a prolongar la magnífica exposición de la Biblioteca Nacional. Y el Instituto Cervantes está realizando una labor espléndida por todo el mundo", subraya.

De hecho, su viaje a Túnez y el más reciente a Pekín fueron por invitación de estos centros culturales. Montero y Fernando Romo viajaron a la capital china para participar en una mesa redonda titulada "El hombre tras el mito", que fue moderada por Liv Jian, decano de la Universidad de Estudios Extranjeros.

Ambos docentes participaron también en un simposio celebrado en su Facultad de Filología: "Allí son estudios al alza, tienen alrededor de un centenar de estudiantes que se manejan con relativa soltura en español y nos gustaría impulsar algún tipo de colaboración con la Universidad de Vigo".

"Da mucho gusto encontrarte a gente que habla tu idioma en un mundo en el que todo es ajeno al tuyo. De alguna manera, da sentido a lo que hacemos. He tenido la fortuna de viajar mucho y es muy reconfortante sentir cómo te reciben y encuentran en tu cultura y tu literatura unos brazos amigos", asegura.

Paradójicamente, los españoles se sienten orgullosos de Cervantes aunque muchos no hayan leído ni una línea de su autoría. "Es para estarlo. No es de las peores cosas que hemos hecho", ironiza. "Lo cierto", añade ya en serio, "es que sus personajes han alcanzado una dimensión mítica y se reconocen, aquí y fuera, incluso sin haber leído el libro. Nosotros mismos nos reconocemos a partir del Quijote y Sancho".

En este sentido, critica que el sistema educativo obligue a lo niños a leer esta novela "en lugar de fomentar la lectura para que en algún momento puedan cogerla y disfrutarla". Y, sin embargo, él mismo terminó Hispánicas sin abordar el Quijote. "Algo que afortunadamente no pasa en Vigo, donde los alumnos también estudian sus Novelas Ejemplares", compara.

Montero recomienda empezar con esta obra antes de enfrentarse a las aventuras del ingenioso hidalgo: "Se puede seguir el devenir de los hechos aunque no se comprendan dos o tres palabras y en todo caso hay ediciones extraordinariamente bien anotadas".

Otra cosa es la poesía, el campo en el que se ha especializado desde el 92: "La imagen que hoy tenemos de Cervantes es la que han ido construyendo los estudios posteriores a él. Lo vemos como el artífice de la novela moderna pero a la altura de 1600, cuando escribe el Quijote, era esencialmente un poeta. Desde su adolescencia o primera juventud quiso ser poeta, pero encontró en otros campos su voz más personal".

Así que el "gran novelista" puede explicarse mejor conociendo al poeta. La obra encargada por la RAE incluye la bibliografía más completa sobre esta faceta, una muestra "del tiempo y la intensidad" que los expertos vigueses le dedicaron. Este volumen abarca el poema narrativo "Viaje del Parnaso" y 35 poesías sueltas, pero el grupo de Montero quiere hacerlo más extenso, incluyendo también los versos que forman parte de sus obras narrativas. El fin siempre es el mismo: "Ayudar a comprender al creador de una obra magnífica".