Las rupturas las resuelven los juzgados de Familia. Y junto a estos procedimientos, todos los de materia matrimonial que se deriven de ellos, así como otros de distinta índole como los internamientos o las incapacidades. La gran carga de asuntos en estos tribunales venía provocando, año tras año, que se superaran con creces los módulos de trabajo recomendados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Pero con el juzgado de refuerzo, que permite repartir los casos entre tres salas, por primera vez en mucho tiempo los números se ajustan a los límites aconsejados.

Entre enero y septiembre hubo más de 2.400 asuntos en Familia. La carga idónea por sala para nueve meses según el CGPJ es de entre 681 y 816 casos. A cada tribunal vigués le correspondió en ese período -realizando un reparto idéntico entre los tres- un total de 817. Los datos respaldan así la necesidad de que el juzgado de refuerzo se convierta en definitivo: de eliminarse esta dotación, el atasco en las dos salas titulares volvería a dispararse.