Galicia será pionera en ofrecer a las personas sin hogar un techo que les facilite volver a la sociedad sin renunciar a su autonomía gracias a un proyecto que incluye talento vigués. El arquitecto Ángel Romo forma parte del equipo que conquistó este verano al jurado del concurso Micasita para construir en A Coruña un novedoso complejo dotado de 20 unidades habitacionales y cuyo diseño podría ser extrapolado a cualquier otra ciudad.

El certamen fue convocado por la Escuela de Arquitectura de A Coruña (ETSAC) y el Hogar Sor Eusebia, una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la inclusión social y que impulsa la creación de esta villa pensando en aquellas personas que prefieren dormir en la calle a pernoctar en albergues o residencias, una población que en la ciudad herculina rondaría las 90 personas. La propuesta ganadora, A través del hogar, fue elegida entre un total de 25 aspirantes por un jurado presidido por el director de la ETSAC, Fernando Agrasar, y entre cuyos miembros se encontraba Manuel Gallego Jorreto, que este mismo año sumó a sus reconocimientos la Medalla de Oro de Galicia.

"Las bases del concurso establecían que los equipos debían incluir a estudiantes y a profesionales. En nuestro caso, éramos una estudiante [Cristina Vilares] y tres colegiados [Ana Cabo, Sensing Spaces; Ángel Romo, Ébano Negro; y Rosalidia Álvarez]. Y aunque tenemos ya cierta experiencia, todos somos muy jóvenes, nacidos en el 85 y el 86. Es un orgullo que un jurado de esta categoría eligiese nuestro proyecto. La vivienda donde más feliz he sido estaba en un inmueble de Gallego Jorreto y me hizo mucha ilusión que alguien a quien admiro se decantase por nuestro trabajo", agradece Romo, que finalizó sus estudios en la ETSAC en 2012 con el mejor expediente de su promoción.

El inicio de la construcción del complejo está pendiente de que el Concello herculino ceda una parcela de unos 1.500 m2 y en el proyecto también participará la Xunta y varias entidades privadas.

"Se trata de una colaboración público-privada singular. Nos animamos a participar en el concurso porque siempre hemos formado parte de grupos con una actividad social y reivindicativa. Dos de nosotros, por ejemplo, formamos parte de un proyecto que reclama nuevos usos para la antigua prisión provincial de A Coruña. El objetivo es intentar ayudar a través de la arquitectura y el urbanismo", señala Romo.

Su proyecto incluye 20 módulos que tendrán una superficie de unos 9m2 y que incluirán un aseo sin ducha. Las pequeñas viviendas se dispondrán adosadas, siguiendo la forma de una calle tradicional, y la clave del diseño está en el concepto de doble puerta. Los usuarios disponen de un acceso directo al exterior que les permite una vida más independiente, mientras que, por el lado contrario, pueden llegar a los espacios comunes: zonas de cultivo, patios y el centro de servicios que figuraba en la base del concurso con cocina, lavandería, duchas, cantina y oficinas de asistencia social.

"Es la aportación de la que estoy más orgulloso. Cada persona puede apoyarse en este diseño para resolver su problema o seguir con la vida en el camino que llevaba. El proyecto permite distintas maneras de vivir y también de integrarse en la sociedad. No se convierte en un gueto en el que todos son iguales. Y, al mismo tiempo, unos pueden servir de ejemplo a otros", explica.

La idea se basa en villas similares que funcionan con éxito en EE UU y Australia. "Como arquitectos, no entramos en la fórmula de gestión, que debe ser elegida por los expertos. Nosotros nos centramos en darles un continente que pueda abrazar cualquier tipo de organización con mayor o menor libertad para los usuarios", expone Romo.

El concurso primaba la eficiencia en la ejecución y el mantenimiento, de forma que el proyecto ganador se basa en módulos prefabricados, que encajarían con las medidas de un camión estándar y que compartirían la misma cimentación. "Las casas se pueden separar o desmontar si el complejo se quiere reducir o ampliar. Pero al estar adosadas se ahorra en aislamiento térmico. Elegimos paneles sandwich con un grosor de 200 milímetros, de forma que las casas se calientan muy rápido y el ahorro energético es enorme", destaca.

La propuesta incluía además un detallado presupuesto. E incluso en la documentación entregada al jurado se apostó por la sencillez y el blanco y negro: "No queríamos incluir infografías 3D increíbles ni figuras de gente corriendo y con caras de felicidad, sino siluetas negras normales".

Tanto a Romo como a sus compañeras de equipo les ha tocado estrenarse en el mercado laboral "en el peor momento" de la profesión. "Ahora se le da mucha importancia a la vertiente social de la arquitectura. Se sigue premiando la habilidad del diseño pero también el conocimiento de la realidad. Se hicieron muchas locuras en época de vacas gordas y, aunque no es grato vivir una situación de crisis, es bonito que nos centremos en los valores", reflexiona el vigués.