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Consecuencias de la "macrorredada" de la Operación Cuarzo

El mercado de A Pedra sucumbe al precinto: solo diez negocios activos dos años después

Una veintena de comerciantes siguen sin retomar sus negocios por jubilación, baja o dedicarse a otra actividad a pesar de que el juzgado lo autorizó hace un año - "No compensa venir; si seguimos así, en un año cerramos", anotan desde el recinto

Varios clientes pasean entre los escasos puestos de venta de ropa abiertos en la planta superior de A Pedra. // Marta G. Brea

El mercado de A Pedra cumple el sábado su segundo aniversario más aciago: el de la macrorredada de la Operación Cuarzo, que el 15 de octubre de 2014 inundó el recinto de policías en un intento por erradicar la presunta venta de prendas falsificadas. Fruto de la redada fue la clausura de 53 espacios vinculados a A Pedra, entre puestos, almacenes y bazares, por orden judicial durante más de medio año. Aunque ya han pasado 24 meses desde aquel capítulo y hace más de 12 que la inmensa mayoría de los negocios del mercado tienen permiso del juez para abrir sus puertas, A Pedra sigue inmersa en el "coma profundo" en que cayó a mediados de octubre de 2014.

De sus 47 negocios solo funcionan con regularidad nueve. Los restantes 38 siguen cerrados a cal y canto. Nueve de ellos porque no habrían solicitado todavía el permiso del juzgado para levantar su precinto. Once son responsabilidad de la asociación de comerciantes, que aún no habría decidido qué hacer con ellos. Y los restantes 18 continúan en manos de sus antiguos responsables, quienes por una razón u otra -jubilación, una baja médica, porque han encontrado otro empleo fuera del mercado o por puro desánimo- prefieren mantener sus negocios cerrados todo o la mayor parte del tiempo.

Desde A Pedra se reconoce que esa situación y, sobre todo, que se prolongue ya desde hace tantos meses ha calado en el ánimo del mercado. Según explican varios de los vendedores que sí abren sus puestos, en las asambleas de la asociación de comerciantes llegó a plantearse exigir de forma oficial a quienes mantienen sus verjas bajadas que entreguen sus puestos con el propósito de reactivarlos. Desde el principio, la gerencia del mercado ha reconocido que para que A Pedra recupere su "pulso" es imprescindible que lo haga con la mayoría de sus negocios abiertos.

Durante las reuniones de la asociación también se habría hablado -señalan los mismos autónomos- de reclamar en el juzgado los pagos que adeudan una pequeña parte de esos comerciantes que no han retomado sus negocios. Y es que a pesar de que A Pedra se mantiene al ralentí los responsables de los puestos siguen haciendo frente a gastos como el canon, la cuota de la asociación o las facturas de agua, electricidad y seguridad.

La "preocupación" principal entre los comerciantes es sin embargo el futuro del mercado. "Venimos por mantenerlo abierto, pero realmente no nos compensa. Si esto sigue así temo que en un año estemos cerrados", confiesan desde una de las tiendas de ropa que abre sus puertas, pero ve, impotente, cómo los cruceristas que desembarcan en A Laxe o las excursiones que visitan el Casco Vello pasan de largo al ver que la mayoría de las tiendas del mercado siguen cerradas. Para atenuar esa mala imagen se cuelgan prendas y pósters delante de las verjas bajadas o se cubren con papeles los precintos judiciales que todavía quedan.

Con la llegada de los primeros autos judiciales que permitían la reapertura de puestos -en el verano de 2015- llegaron también las primeras ideas para dotar A Pedra de una "segunda vida", repensando su filosofía. Desde la gerencia del mercado se habló de montar un outlet, especializarse en la venta de productos gourmet o merchandising, centrarse en el turismo... Más de un año después, sin embargo, ninguna de esas ideas ha llegado a cuajar o ponerse en práctica.

Desde que el juzgado dio su visto bueno para reabrir los puestos poco o nada ha cambiado, de hecho. En la planta superior, la más desolada, hay apenas media decena de negocios en funcionamiento, entre verjas con cerrojo. En la de abajo se cuentan un par de cafeterías y otros tantos puestos.

De "motor" para la hostelería del barrio a mercado "en coma" y a la espera de una segunda vida

  • La estampa que presenta hoy el mercado de A Pedra muy poco o nada tiene que ver con la que ofrecía hace apenas unos años, cuando -recuerda Itos Domínguez, al frente de la Asociación de Hosteleros y Comerciantes Vigo Vello- actuaba como un "motor" para todo su entorno. La gente, recuerda Domínguez, acudía al mercado y de paso beneficiaba a los locales del barrio, uno de los que goza de mayor tirón entre los cruceristas y las excursiones de turistas que desembarcan en la vecina A Laxe. Hoy cuando llegan al célebre mercado se encuentran sin embargo con un panorama desolador: una decena de puestos abiertos entre verjas bajadas, puertas cerradas y un amplio espacio sin aprovechar. En la puerta de algunos negocios -uno de los últimos la delegación de lotería de la planta baja- se leen carteles que anuncian a los clientes que se ha trasladado su actividad a otro punto de la ciudad."El cierre de A Pedra y la afluencia que tiene ahora se nota en el entorno, sobre todo al mediodía", explica Domínguez. Aunque recuerda que el verano fue "bastante bueno" -con un récord de turistas gracias al buen tiempo y el éxito de las Islas Cíes- y eso ayudó a paliar el pinchazo de A Pedra, será ahora, en temporada baja, cuando más se note la falta de ese antiguo "motor".Desde A Pedra se reconoce que para la reactivación del recinto es necesario revertir esa imagen de desolación y que el mercado recupere su "pulso". Para lograrlo sus responsables han valorado varias ideas, dispares pero que coinciden en su enfoque: repensar la filosofía del espacio. Sobre la mesa han puesto reconvertirlo en un outlet, apostar por la venta de productos gourmet o merchandising, volcarse en el turismo sacando así partido de su ubicación... Hasta ahora no ha cuajado ninguno de esos proyectos, en parte por la falta de acuerdo en el seno de la asociación, que hace un año recibía con optimismo los autos de reapertura.

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