Conchi Cereijo regenta en el barrio de Teis una conocida herboristería llamada Almar, que perteneció a tres generaciones de una familia amiga y que adquirió hace apenas dos años.

"No sé el tiempo exacto que lleva abierto el comercio, pero yo se lo adquirí a una señora porque se jubilaba y quien lo abrió fue su abuela, por lo que más de 60 años seguro", comenta la actual dueña, que desvela los motivos que le llevaron a dar el paso de hacerse con la propiedad del establecimiento. "Yo trabajaba en otra herboristería aquí en el barrio, pero como no me queda mucho para jubilarme, quería tener algo propio para poder dejárselo en herencia a mi hija y que así tenga trabajo en un futuro", explica Cereijo.

Pese a no pertenecer a la familia que abrió las puertas de la tienda, su dueña conoce muy bien la historia del establecimiento, que no nació como lo que es hoy en día. "Llama la atención que una herboristería tan conocida en el barrio y que ha dado servicio durante tantos años a Teis y a Vigo no fuese creada para ello. La abuela de la propietaria que me traspasó a mí el local creó una tienda de ultramarinos en la que se vendía de todo, algo muy común en aquella época. Fue su hija, y madre de la última regente familiar de Almar, la que transformó el comercio en lo que es hoy", detalla.

Tras toda una vida dedica al sector, Conchi espera que la situación económica mejore para así poder contratar como empleada a su hija y que aprenda el oficio. "Sería una pena que Almar cerrase sus puertas dentro de pocos años porque es un establecimiento que ha dado mucho a Vigo y que seguro que puede seguir ofreciéndoselo", relata.

Para la actual propietaria, el premio va enfocado más a sus antiguos dueños "por crear, mantener y mejorar el comercio durante tantos años". "Al fin y al cabo, a mí me ha tocado ser la propietaria de un galardón tan prestigioso como el que entrega la Federación Gallega de Comercio, pero el mérito es de ellos", reconoce.

No obstante, Cereijo no puede obviar que un reconocimiento como el que tendrá mañana le da más fuerzas para seguir tras unos años en los que la crisis le ha golpeado duramente. "El último año ha sido dramático, pero estas pequeñas alegrías, unidas a la cercanía de los vecinos, son la energía a la que tenemos que agarrarnos", declara. "Espero que Almar siga dando servicio a la ciudad", añade.