"Lo esperaron en la iglesia a que terminase de hablar con una feligresa. Al entrar en su oficina, uno fue tras él con la excusa de querer confesarse, cuando de repente el otro lo cogió por la espalda y ambos empezaron a golpearle". Con voces todavía de incredulidad y un ligero acento de temor relataban ayer los vecinos de Don Antonio Rodríguez, párroco de Santa Rita la agresión sufrida por éste en la tarde del sábado.

Este episodio de criminalidad no es el primero al que hace frente Don Antonio. Desde su llegada a la parroquia hace poco más de seis años, sufrió otros tres robos más aunque en ninguno de ellos se llegó a las manos. Tan solo objetos materiales y dinero fueron sustraídos de la sacristía y oficinas de la iglesia de San José Obrero en los anteriores episodios de delincuencia. "Con este ya son cuatro los robos que ha sufrido la parroquia, pero ningún otro igual. Esto fue tremendo, escandaloso. Cuando yo y la hermana Cruz lo vimos salir de la iglesia, con moratones, sangrando por la boca, nos lo llevamos directamente a urgencias. Es un milagro que siga vivo", señala Rosa Vello, vecina de la iglesia asaltada. Desde la panadería situada frente al templo, sus trabajadores coinciden en la calificación de los hechos. "Una barbaridad. Ya ves lo que podía tener el párroco, la colecta de la semana, no mucho más dinero. Bien habían podido llevarse todo y dejarlo a él", lamentan las empleadas.

A pesar de sus 82 años, problemas de corazón y un infarto encima, Don Antonio no dudó en ir tras los atracadores. "Le dieron muy fuerte pero cuando lo dejaron y los jóvenes cogieron el dinero, cartera y demás, Don Antonio aún corrió tras ellos, pero no pudo alcanzarlos", comentaba Conrado Vello, el ayudante del cura en la parroquia. Según le relató la víctima, se tratarían de "dos jóvenes de no más de 20 años" al que, por lo menos uno de ellos, vio por la parroquia "en varias ocasiones en el último mes". "Estaría merodeando la zona para conocer a la hora que estaría más vacía, dónde se guardaba el dinero, cuándo Don Antonio estaba solo, etc", argumenta Conrado. Tras el primer ingreso en la tarde del sábado, continuó con sus labores religiosas en la parroquia de San Roque, en la que también oficializa eucaristías a las 10.00 y 12.00 horas del domingo. Tras subir a comer a su casa en Cabral, empezó a encontrase mal. "Cogió el coche y ya se fue para el hospital. Tenía un derrame cerebral así que lo intervinieron ya en el momento", explicaba Vello, quien añadía que el párroco se encontraba en la UVI a la espera de conocer más detalles. "Sorprendió mucho que después de la agresión no dudase ni un minuto en oficiar misa el domingo, siempre tuvo mucho amor por el trabajo", reconoce.

Para quien esta situación no resultó sorpresiva fue Alberto Cuevas, portavoz de la Diócesis Tui-Vigo. "¿Que si pensó en retirarse del oficio con 82 años? Todo lo contrario. Hace tiempo ya tuvo una reunión con el Obispo y recuerdo que le dijo "estoy y estaré siempre para cualquier trabajo que me ordene". Cierto que tenía problemas del corazón, pero el sacerdocio y la ayuda a los demás estaban siempre por encima. Esperemos que se recupere pronto", animaba Cuevas.

Declaraciones de testigos

En la tarde de ayer fueron llamados a declarar por la Policía Nacional dos testigos de la agresión: la feligresa que se encontraba en el interior de la iglesia en el momento del atraco y un varón que vio como dos jóvenes salían a la carrera del templo.