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Chequeo anual de las canalizaciones subterráneas

Las toallitas húmedas, enemigo número uno del alcantarillado

- No se degradan, hacen bola y taponan las tuberías y bombeos - La patronal cifra en un 18% el aumento de costes que produce

Cordón de toallitas en la red.

Las toallitas húmedas que se tiran por el retrete se han convertido en el nuevo monstruo de la gestión del agua en las ciudades. Podría parecer un tema menor, pero está ocasionando graves problemas. Incrementan de forma notable los costes de explotación de la red de saneamiento y generan numerosas incidencias porque la mayoría de las que se comercializan no se degradan con facilidad. Pueden generar un tapón en una tubería o que la bola de residuos sea arrastrada hasta una estación de bombeo. Todo depende del punto en el que quede enganchada la primera toallita y dé origen a una acumulación.

Las consecuencias son alivios de agua residual al medio natural, un aumento de los olores en colectores y redes de saneamiento y más gastos por la necesidad de realizar limpiezas más frecuentes e invertir más en mantener las bombas.

"En los últimos tres años se han convertido en nuestro principal problema. Son un auténtico quebradero de cabeza y nos encontramos de forma cada vez más habitual con averías provocadas por un tapón de estas características. La gente no está suficientemente concienciada y urge buscar una solución", reconoce José María Ardoy, director de Aqualia Vigo.

La Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) cifra en un 18 % el aumento de los costes de mantener la red de alcantarillado por culpa de la mala gestión de las toallitas de bebé, desmaquillantes o de higiene íntima cuyo consumo ha crecido de forma exponencial. Ahora son imprescindibles para limpiar zapatos, el cuero, manchas en las paredes o sustituir al agua y el jabón en las visitas al parque. En el año 2014 se vendieron 43 millones de paquetes infantiles en España y una buena parte acaba en el váter.

Cuando los técnicos vigueses no son capaces de extraerlas a través de la manguera de los camiones aspiradores tienen que retirar la bola de residuos manualmente como ocurrió en la calle Travesía de Vigo, donde el amasijo de toallitas, plásticos y lodo acabó tupiendo la red. "Son una lacra", comentan los operarios desde uno de los camiones de limpieza.

Ahora mismo son un desafío en todas las grandes ciudades. Aguas Municipales de Vitoria lanzó una alerta pidiendo a la ciudadanía que las arroje a la basura. El Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia hizo un llamamiento similar en el boletín que envía a los usuarios y Aguas de Albacete desarrolló una campaña de concienciación ciudadana.

Al margen de tierra y piedras, las toallitas son el producto que más se retira del alcantarillado de Vigo. Cientos de kilogramos a la semana. Aunque a lo largo de 25 años de servicios los trabajadores se han llevado todo tipo de sorpresas. "Nos hemos encontrado de todo. Desde bloques de hormigón de cinco kilogramos, troncos de árboles, plásticos, embalajes y cintas en las zonas industriales, hasta trapos de cocina y, en dos ocasiones, perros vivos que probablemente se colarían por algún hueco abierto en el rural. Uno de ellos acabó en O Castro días después desnutrido y sin apenas poder caminar", rememora Abelardo López.

Otra de las anécdotas que recuerda todo el equipo de forma vívida fue la aparición de un arma en un pozo de registro junto al Seminario. "Era un revólver con su tambor y todo, pero muy oxidado", explica el trabajador que lo localizó detrás de Alcampo. Fue entregado a la Policía Nacional y les dijeron que lo más probable es que se hubiera utilizado en un atraco que se había producido unos meses antes por esa zona y que los autores se deshicieran de él en la huida.

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