Tardó una década en llegar a su destino, un cometa situado a millones de kilómetros de la Tierra, y está a punto de concluir su misión tras dos años recabando y enviando información que podría explicar el origen del sistema solar e incluso el de la vida en nuestro planeta. Los datos registrados por la sonda europea RosettaRosetta, la primera capaz de alcanzar y sobrevolar un cometa en la historia espacial de nuestra civilización, cambiarán los libros de texto. Pero el valor de muchos hallazgos aún está por descifrar, de ahí la importancia de conservarlos y garantizar que sigan siendo accesibles y legibles en el futuro. El físico Diego Fraga Agudo (Vigo, 1977) forma parte del grupo de archivado de Rosetta dentro del equipo español que participa en esta destacada iniciativa de la Agencia Espacial Europea (ESA) desde el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), situado en Villanueva de la Cañada, Madrid.

"Comprobamos que los datos científicos siguen un estándar y están bien documentados. Se trata de garantizar que dentro de 50 años o un siglo sigan siendo legibles para los investigadores. La ESA es responsable de preservarlos y de que sean entendibles durante mucho tiempo. Deben guardarse en formatos muy sencillos que sean accesibles con el paso del tiempo aunque ya no se disponga del software o no se pueda enviar unsoftware email ", explica el experto.

Antes de terminar la carrera de Física en Santiago de Compostela, Fraga trabajó durante un año en la sede de Philips en Eindhoven, uno de los laboratorios privados más grandes de Europa y donde nacieron el CD o el blu-ray. "Participé en los estudios de un nuevo sistema de almacenamiento óptico de datos. Allí pude ver cómo se probaban tecnologías que después llegaron al mercado como el e-book o las LEDs blancas", apunta. En 2004 regresó a Compostela para dedicarse durante un año a la investigación antes de fichar por la empresa GMV, dedicada al desarrollo de software para el sector espacial y donde trabajó hasta 2008 en el sistema informático en tierra del satélite de observación SMOS de la ESA.

Continuó trabajando en empresas relacionadas con el software espacial hasta que en verano del año pasado lo contrató la empresa holandesa Aurora Technology para incorporarse al equipo de Rosetta en el ESAC.

"La misión se controla desde el ESOC de Alemania, donde se ocupan de dirigir la sonda en sí, y también desde el ESAC de Madrid. Aquí trabajamos 35 personas en el Segmento Terreno Científico, que es responsable de planificar las observaciones de los 11 instrumentos de Rosetta. El grupo de archivado al que pertenezco, que sería algo intermedio entre la ciencia y la ingeniería, es más reducido y lo formamos dos personas a tiempo completo y otras tres dedicadas de manera parcial. Dos tercios de todo el equipo son de otro países europeos", explica Fraga, el único español en su área de trabajo, sobre la multicultural plantilla del centro.

Cada uno de los 11 instrumentos de la sonda y de su módulo Philae han sido diseñados por instituciones y centro científicos de Europa y EE UU. Estos grupos son los primeros en recibir los datos casi de manera instantánea. "Disponen de 6 meses para explotarlos y publicar artículos antes de que nos lleguen a nosotros y sean de acceso público. Muchos de estos equipos han estado en la misión desde el principio y es un premio a su trabajo", explica Fraga.

Una vez que los datos llegan a Villanueva de la Cañada, los científicos archiveros comprueban que están bien documentados antes de ponerlos a disposición de toda la comunidad científica en internet y garantizar su conservación para las futuras generaciones. "Una foto, por ejemplo, debería ir acompañada de la fecha en que fue tomada, el tiempo de exposición, la dirección en que apuntaba la sonda.... y cientos de parámetros mucho más complejos. Somos una especie de bibliotecarios de datos científicos", apunta.

Revisores externos

La información se almacena en los ordenadores del ESAC, donde existen copias de seguridad, y también la registra la NASA en sus archivos una vez que el centro español revisa su trabajo. "Y cada cierto tiempo invitamos a revisores externos para cada instrumento", añade Fraga.

El rigor y la precisión deben ser máximos cuando se trabaja con revelaciones tan valiosas. "Todos los datos obtenidos hasta ahora serán analizados por los científicos durante décadas. La información del cometa Halley Halley que obtuvo Giotto a finales de los 80 se está revisando a raíz de Rosettta porque hay cosas que habían pasado inadvertidas. Siempre surgen nuevas hipótesis o tecnologías para analizar los datos", destaca el físico.

"Por primera vez en la historia una sonda ha aterrizado en un cometa y lo ha hecho la Agencia Espacial Europea. Es un honor poder trabajar en esta misión. Resulta motivador que los científicos den a conocer sus hallazgos o que los medios se hagan eco de ellos porque de alguna manera te recuerda que nuestro trabajo es útil", reconoce.

El vigués subraya las contribuciones de Rosetta a la ciencia: "Los cometas están formados en su mayor parte por hielo y han permanecido casi inmutables desde el inicio del sistema solar. Son como fósiles con información sobre su origen. Hay una hipótesis que señala que el agua llegó a la Tierra a través de los cometas. Y la aportación más impresionante de esta misión es que puede ayudar a estudiar el origen de la vida. Rosetta ha encontrado moléculas que son la base del ADN. Puede que los cometas las trajesen hasta aquí y esto también aumenta la posibilidad de que haya vida en otros planetas".