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La Panificadora: Rescatar la historia para transformar el futuro

Los arquitectos defienden recuperar una joya del patrimonio industrial como icono del siglo XXI

Imagen aérea del complejo de La Panificadora // Marta G. Brea

Concello y Zona Franca acaban de sellar un acuerdo que supone el primer paso para la recuperación de una de las joyas del patrimonio industrial de la ciudad. Un ilusionante apretón de manos tras décadas de abandono y proyectos fallidos que podría devolver a los vigueses un edificio emblemático por su pasado pero también por sus posibilidades de transformar el futuro. La clave, aseguran los arquitectos consultados por FARO, pasa por insuflar nueva vida a La Panificadora con usos combinados que respondan a las necesidades del siglo XXI.

Abogan por un análisis exhaustivo del edificio diseñado por Gómez Román en 1917 para recuperar esta "isla muerta" en pleno centro que tiene potencial para convertirse en punto de atracción ciudadana y, a la vez, resolver la conexión con otras zonas. "Una de las claves para la recuperación es resolver las conexiones de La Panificadora con la plaza del Concello, el Paseo de Alfonso, el Casco Vello y el castillo de San Sebastián", apuntan María Alonso y Pablo Fernández, dos arquitectos gondomareños que en 2013 obtuvieron una mención con su proyecto para la antigua fábrica en el concurso internacional de ideas de Future Arquitecturas.

"Es una gran oportunidad, un proyecto estratégico y la apuesta debe ser fuerte para ganar. Ningún espacio mediocre funciona", advierte Martín de Cominges, que apuesta por conservar su personalidad como factoría y su monumentalidad. "Me parece importantísimo que ya no se cuestione su protección. Debe incorporar la integración de praza do Rei, Paseo de Alfonso y Casco Vello y apoyarse en ese uso original como centro de producción cultural", plantea.

No se trata de crear salas de exposiciones, sino de generar un punto de encuentro en un lugar "muy cercano a todos y muy en la memoria de todos" que "condense actividades de producción cultural y social". Si el Casco Vello es el lugar para el ocio, La Panificadora sería el del arte y la cultura. "Eso de que los fines de semana el 90% de los vigueses se vayan a la aldea está cambiando. Somos 300.000 habitantes más todos los del Área. Y hay una cultura subterránea y dispersa que puede tener aquí su punto de encuentro a la vez que se fomenta esta sensibilidad, este hábito saludable entre los ciudadanos para que acudan allí porque suceden cosas interesantes. Se trata de generar emoción y de que participen", propone De Cominges, que se inspira en centros como el Tacheles de Berlín, el ZKM de Habsburgo o el más reciente Matadero de Madrid.

Pablo Menéndez también pone como ejemplo el centro de creación contemporánea de la capital: "Es un éxito mundial. La gente visita el Prado y el Matadero. Ha ido avanzando por fases, como también podría hacerse en La Panificadora, y funciona como un espacio dinamizador de la cultura en el que los jóvenes pueden trabajar, colaborar con otros y dar a conocer sus propuestas. Y tiene un coste relativo porque se reutiliza la piel de la ruina para darle un contenido nuevo sin destruir".

"Yo soy un enamorado de Gómez Román, mi estudio y mi vivienda están en edificios diseñados por él, y creo que es uno de los mejores arquitectos de Vigo junto con Bar Bóo y Palacios. Lo primero sería limpiar, porque unas capas históricas han ido solapando y emborronando otras, pero puede ser un proyecto espectacular si se consigue darle vida. Por eso el contenido es tan importante", advierte.

Menéndez destaca que los silos, elemento que todos coinciden en proteger, se han reutilizado en Holanda, Alemania o Dinamarca para albergar viviendas, espacios culturales e incluso actividades de escalada en su interior. Un ejemplo más cercano de patrimonio industrial recuperado a destacar es La Alhóndiga de Bilbao y el éxito del concepto de centro cultural y social, de los que carece Vigo, es el Fórum Metropolitano de A Coruña.

Salvador Fraga, por su parte, subraya cómo La Panificadora en sus cien años de vida ha pasado de estar alejada, como "una acrópolis industrial y un único uso", a constituir "un vacío en medio del bosque urbano". Éste debe ser el "enfoque inspirador" de un proyecto que tiene que apostar por "el cruce de usos y la superposición".

"Debe potenciar y reforzar la exitosa política urbanística del Casco Vello, además de servir de enlace entre la cota más alta de la plaza del Concello y la más baja del Paseo de Alfonso", sostiene. Y a partir de aquí, enumera los posibles usos: "Es bueno que haya vivienda, de promoción pública, libre, para jóvenes o como lugares de acogida, para que la gente pernocte. Es un puntal para la salud del tejido que allí se forme. Y luego debería haber oficinas y pequeños talleres o espacios para gente con nuevas iniciativas que tanto éxito han tenido en el Casco Vello".

A todo ello, se uniría la cultura y el ocio e incluso zonas para el esparcimiento y el deporte como una piscina de pequeñas dimensiones. "Unas cosas refuerzan a las otras para que resulte un núcleo muy cargado de vitalidad. Y la forma de articular todo este entramado es buscar la relación del Paseo de Alfonso con la plaza del Concello, que está tan aislada", opina.

A igual que el resto de arquitectos consultados, Fraga aboga por un concurso de ideas y por crear sinergias. "Un mirlo blanco como el proyecto de la Ciudad de la Justicia en el 'Pirulí' es estupendo pero no ocurre todos los días. Sería bueno que todo el mundo se despojase de prejuicios. Hay que sumar", destaca.

A este concurso se presentaría sin dudarlo el vilagarciano Carlos Berride, que fue finalista en el de Future Arquitecturas con un ejercicio académico en el que planteaba darle una segunda oportunidad a la fábrica y a las personas maltratadas por la crisis facilitándoles una vida en comunidad: "Era algo teórico, pero la plaza en altura que proponía para conectar la fábrica con la plaza del Concello y O Castro se podría hacer. Las oportunidades son impresionantes no para hacer negocio, sino para hacer ciudad. Lo lógico ahora es que se analicen las necesidades del entorno que se pueden resolver de forma realista y optar por un edificio híbrido con espacios de ocio y culturales, así como de vivienda y coworking que eviten que los jóvenes se resignen a emigrar".

Y en su proyecto nunca faltarían los silos: "Ellos y su forma de erigirse son lo que más me llamó la atención. Constituyen la identidad de La Panificadora".

El vigués Ángel Romo, cuyo proyecto firmado junto a Cristina Vilares, también resultó finalista, apostaba por llenarlos de agua de lluvia de la ladera de O Castro para generar electricidad: "Planteábamos que si la fábrica antes generaba un sustento, el pan, ahora podría generar energía de forma simbólica mediante paneles solares, biomasa o geotermia. También incluíamos un pequeño centro comercial. Los grandes situados en las afueras están cerrando en EE UU y ahora la tendencia es volver al barrio. Es lo que ha hecho Zara con su tienda de A Coruña. Lo que no debería haber son viviendas".

También defiende que el nuevo diseño integre la "inhóspita" plaza del Concello y destaca su papel en la revitalización del Casco Vello: "El puente de A Laxe es la razón por la que funciona tan bien. Los expertos le llaman acupuntura urbana, unir dos zonas independientes para que la que queda en medio se arregle".

Rehabilitar un símbolo "antes de que sea tarde"

  • La Panificadora inspiró a jóvenes de todo el mundo durante el concurso internacional de Future Arquitecturas en 2013. El primer premio recayó en un estudio chino,pero María Alonso y Pablo Fernández obtuvieron una mención honorífica. Desde Londres, donde trabajan actualmente, abogan por combinar usos -comercial, cultural u oficinas- para "generar actividad a su alrededor" y que, en el caso de los silos, no afecten a su imagen: "Podría ser comercial para atraer inversión privada o cualquier otro que no requiera mucha luz natural"."Es muy importante dar el paso definitivo y frenar el proceso de deterioro de uno de los símbolos de la actividad industrial de Vigo antes de que sea demasiado tarde", concluyen.

Martín de Cominges

"Una factoría cultural que fomente este hábito"

Salvador Fraga

"Tendría que reforzar lo que ya se hace en el Casco Vello"

Pablo Menéndez

"Si se consigue darle vida con el contenido será espectacular"

Carlos Berride

"Los silos y su forma de erigirse son lo más impresionante"

Ángel Romo

"Podría acoger un pequeño centro comercial"

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