Vigo se despertaba ayer entre nubes, como si la ciudad hubiese apagado por unas horas la luz del verano en señal de luto por los fallecidos en el accidente del Tren Celta en O Porriño.

Son horas difíciles para la gran familia ferroviaria viguesa, que ayer despidió a uno de los suyos, el interventor de Renfe Miguel Ángel Veiga González. Su cuerpo fue incinerado en el tanatorio Vigomemorial tras una misa a la que acudieron decenas de personas.

Fueron también numerosos aquellos que se acercaron a lo largo de la jornada a presentar sus condolencias a la familia del fallecido, su esposa Isabel Rodríguez y sus hijos Casandra y José Miguel. Al tanatorio acudieron familiares, amigos y compañeros ferroviarios de Miguel Ángel, un hombre muy querido en su entorno y muy activo tanto en su vida personal como profesional. Así lo recordaban ayer sus compañeros, visiblemente afectados por la tragedia que los golpeó el viernes.

Al funeral acudió el presidente de Renfe, Pablo Vázquez, y la directora general de Operaciones, Berta Barrero. Así mismo, se acercaron al tanatorio el alcalde de Vigo, Abel Caballero, acompañado de los concejales Santos Héctor, David Regades y Ángel Rivas, con la presidenta de la Deputación, Carmela Silva. También fue a presentar sus condolencias a las familias la exalcaldesa Corina Porro.

El interventor, de 56 años de edad, era lugués pero llevaba quince años viviendo en Vigo, a donde se trasladó con su familia desde Ourense, donde trabajaba en el antiguo economato de Renfe.

Misa por 'Koki'

En la sala de velaciones adyacente a la de Miguel Ángel reposaba el cuerpo del joven Joaquín Rodríguez Gradín 'Koki', cuyos restos serán incinerados hoy, tras la misa que tendrá lugar en la capilla del tanatorio a la una del mediodía. El funeral se celebrará mañana en la iglesia parroquial de Santa Mariña de Cabral, a las siete y media de la tarde; una ceremonia a la que se espera acudan numerosos amigos y allegados, tanto de él como de su padre, el sindicalista y también interventor Cándido Rodríguez Graña.

Los amigos de 'Koki'acudieron al tanatorio desde por la mañana. Los más íntimos, visiblemente afectados, no podían evitar las lágrimas por la muerte del joven de 23 años que vio truncada su vida en el accidente.