Ocho años, seis meses y tres días de prisión. Ésta es la pena impuesta por la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, a un ciudadano colombiano de 58 años por abusar sexualmente durante al menos tres años de su hija menor de edad. Una vez cumpla la medida privativa de libertad, el condenado, Henry C., deberá cumplir otros ocho años de libertad vigilada, con la obligación de estar localizable mediante dispositivos electrónicos que permitan su seguimiento permanente. Y ésta no es la única causa que pesaba sobre este hombre. Tiene pendiente otra por hechos posteriores que investiga el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo: está acusado de amenazar y violar a su mujer y a esta misma menor en un piso de la ciudad donde las tuvo retenidas durante varias horas.

La sentencia de la Audiencia viguesa se refiere a unos hechos juzgados en julio. En la vista el hombre admitió la autoría de los abusos, se mostró arrepentido y pidió perdón. En virtud de ello, la Fiscalía redujo su petición de cárcel y tanto acusación particular como defensa se adhirieron a lo solicitado por el Ministerio Público. La condena coincide con lo que planteaba el fiscal: además de los más de 8 años de prisión e igual período posterior de libertad vigilada, la sala establece que el hombre deberá participar en un programa formativo de educación sexual y determina la privación de la patria potestad del hombre con respecto a su hija. Además, se le prohíbe aproximarse o comunicarse con la joven durante 15 años. No trascendió en cuánto se fijó la indemnización para la víctima. La cantidad solicitada era de 10.000 euros.

Los magistrados concluyen que Henry C. es responsable de un delito continuado de abusos sexuales con penetración. Los hechos sentenciados se iniciaron en el verano de 2011 o 2012, cuando la menor tenía 12 años. Según el escrito de la Fiscalía, el condenado comenzó a realizar tocamientos a la niña en las vacaciones de verano que pasaban en la ciudad olívica. Los abusos fueron subiendo de intensidad tanto en la urbe donde residían como cuando, ya en 2013, la familia se trasladó definitivamente a vivir a Vigo. La situación se mantuvo hasta finales de 2014, cuando la adolescente denunció los hechos. En el juicio, la joven, a través de videoconferencia para evitar el contacto visual y físico con su progenitor, se ratificó en las declaraciones que ya había prestado anteriormente en relación con esos abusos. Las psicólogas del Imelga de Vigo calificaron el testimonio de la adolescente como "altamente verosímil".

Otro caso

De forma posterior a los hechos sentenciados, en enero de 2015 este ciudadano colombiano fue detenido ya que supuestamente violó y retuvo ilegalmente durante horas en un piso a su mujer y a esta misma menor. Ambas fueron liberadas después de que la joven lograse enviar un mensaje de WhatsApp a un amigo pidiendo auxilio. La instrucción judicial de este caso, por el que la magistrada de Violencia sobre la Mujer decretó su ingresó en prisión provisional, aún no concluyó.