La especie emblemática de Islas Atlánticas ha resistido la amenaza del visón americano mudándose a los acantilados. Un estudio realizado por investigadores de las universidades de Vigo y Santiago y del ISPA de Lisboa desde 2009 hasta 2013 revela que la presencia de esta especie invasora originó un cambio en el comportamiento del cormorán moñudo -Phalacrocorax aristotelis-, que optó por buscar nidos más seguros incluso a costa de ver afectado, aunque no de manera alarmante, su éxito reproductivo.

Los resultados acaban de aparecer publicados en la revista Biological Invasions. Sus autores -Álvaro Barros, Rafael Romero, Ignacio Munilla, Cristóbal Pérez y Alberto Velando- desarrollan proyectos en el parque nacional desde los años 90, lo que les permite contar con una inestimable base de datos ininterrumpida.

El seguimiento se realizó en colonias de cormorán situadas en las tres islas del archipiélago de Cíes -Percha, en Monteagudo; Campana, en Faro; y Gavotos en Illa Sur- a partir de 2009, el primer año en que fue registrada la presencia del depredador -Neovison vison- en las zonas de nidificación por parte de los guardas del parque.

En ese momento, la población reproductora del ave marina en Islas Atlánticas, uno de las principales colonias de Europa, era de 385 parejas. Pero en los años siguientes, los investigadores localizaron un total de 35 cormoranes -33 adultos y dos polluelos- muertos a causa del visón. La mayoría de ellos -24- fueron atacados en 2009 y casi todos los cadáveres fueron hallados durante las épocas del cortejo o la incubación en el interior o cerca del nido.

Sin embargo, la colonia reaccionó rápido y modificó su comportamiento. Si antes de la llegada del visón, criaban en cavidades rocosas ocultas pero de fácil acceso terrestre, a partir de ese momento buscaron lugares en pendientes pronunciadas, con mejor visibilidad, o en los acantilados de la costa occidental de Cíes. En ambos casos, también se aseguraban una huida más rápida, puesto que esta especie no despega de forma fácil.

Respecto a la configuración de los nidos, los investigadores hallaron que el cormorán continuaban prefiriendo lugares cubiertos por sus laterales y en la parte superior, lo que conlleva un mejor éxito reproductivo, pero la mudanza a los acantilados supuso ocupar zonas con un peor drenaje, lo que aumentó las posibilidades de inundación en épocas de fuertes lluvias y la consiguiente pérdida de huevos.

Aun así, los biólogos señalan que estos costes en la selección de nidos pueden ser insignificantes cuando hay zonas seguras y, al mismo tiempo, de alta calidad.

De todas formas, el éxito reproductivo experimentó a partir de 2009 una fuerte caída en comparación a los años en los que no había presencia de visón, lo que probablemente contribuyó a la tendencia negativa experimentada por esta población en las Cíes. Pero los efectos de los cambios en la nidificación también se revelan "transitorios", puesto que en las colonias próximas sin presencia del depredador la capacidad reproductora fue similar durante 2012 y 2013.

Los autores del estudio apuntan como otra de las causas que explicarían esta caída los efectos continuados del petróleo del Prestige. Y añaden que las aves marinas como el zarcillo, cuando anidan en lugares con alta predación, visitan menos a sus crías para mejorar su propia supervivencia, lo que afecta al crecimiento de los pollos.

Asimismo, el riego de la presencia de carnívoros puede inducir el estrés y respuestas perjudiciales sobre la reproducción y la forma física de las aves.

El artículo felicita a los gestores del parque por las campañas de control del visón, que consiguieron retirar 47 ejemplares desde 2009 a 2013 hasta considerar que las Islas Atlánticas estaban libres del depredador en 2015. Este factor, señalan los biólogos, también favoreció la supervivencia del cormorán junto con otros mecanismos como el de saltarse una cría, un comportamiento ya documentado en esta ave cuando las condiciones meteorológicas en el mar son adversas antes de la reproducción.

La conclusión es que los efectos de los invasores en las poblaciones de aves nativas son muy complejos, de ahí la necesidad de estudios como éste que ayuden a frenar la caída de población del cormorán en las Cíes. En los últimos 15 años, la colonia ha ido descendiendo con una tasa anual de alrededor del 12% debido a la baja supervivencia de adultos y a la pobre tasa de éxito reproductivo atribuidos a los efectos de la marea negra y las artes de pesca.