El picudo rojo no es el único insecto que centra los esfuerzos del Concello. Los técnicos municipales se afanan también en el control de la procesionaria del pino. El célebre lepidóptero -Thaumetopoea pityocampa- es una especie muy extendida por el país y merece una atención especial de los responsables de Parques y Jardines porque sus pelos urticantes pueden provocar reacciones alérgicas en humanos -irritación en oídos, nariz y garganta- y su veneno resulta a menudo peligroso para los perros.

Los trabajos del Concello para el control de la procesionaria se centran en el litoral de Samil, el entorno del Centro Cívico de Teis y el Monte forestal dos Pozos. Aunque tampoco es extraño ver a los técnicos realizando trabajos en O Castro.

En este caso los tratamientos no buscan erradicar al lepidóptero, sino mantenerlo en "parámetros aceptables" para no alterar el equilibrio del ecosistema. Para lograrlo se usan trampas de feromonas que permiten capturar a las polillas macho durante su vuelo reproductor y otras de policarbonato que se fijan al tallo de los árboles y que impiden el descenso de las orugas al suelo. "Todas estas actuaciones han dado unos resultados más que satisfactorios", explican desde el Concello.