Entre 1989 y 2008 la colonia de gaviotas se multiplicó casi por ocho en Vigo. La falta de medidas para controlar su expansión provocó que de apenas 150 parejas reproductoras se pasara a más de 1.000 en ese periodo, lo que se convirtió en un serio problema para comunidades de vecinos, hosteleros e incluso empresas portuarias por las molestias que les causan, particularmente durante la época de cría, cuando acentúan su agresividad. Esta situación devino en quejas constantes y obligó a la Concejalía de Medio Ambiente a activar un plan en 2010 para controlar la colonia y tratar de disminuir esta problemática. "A día de hoy podemos decir que la colonia está ya estabilizada y que se asienta casi en su totalidad solo en la zona portuaria", aseguran fuentes municipales del departamento dirigido por Chus Lago. Y es que en seis años -anotan- el Concello ha impedido que se "triplicara" el número de ejemplares gracias a la retirada y destrucción de casi 3.500 huevos.

Cuando se activó el plan municipal para la retirada de huevos y nidos, la colonia no solo estaba asentada en toda la zona centro de la ciudad, sino que había también multitud de nidos en barrios más alejados como Teis, Travesía de Vigo, Calvario, Castrelos o Balaídos. "De todas esas zonas se ha conseguido que desaparecieran", certifica Alberto Rilo, responsable de Agronerga, la concesionaria municipal que se ocupa de los trabajos de retirada. La zona más "crítica" ahora -apunta- es O Berbés. "Se ha estabilizado la colonia y se ha conseguido desplazarla hacia su núcleo original", señala.

Pero el haber logrado el control de la colonia no es más que un punto de partida para el que han sido necesarios seis años. Muchos problemas, como las quejas por ruidos y destrozos en cubiertas y terrazas continúan produciéndose. Solo durante la campaña de este año (de abril a julio) la concesionaria recibió a través del 010 una media de 90 avisos de vecinos cada mes solicitando la intervención de la empresa para quitar huevos o nidos por las molestias que les producían las gaviotas, o incluso para ir a recogerlas después de que alguna de ellas, o sus polluelos, cayeran a patios interiores. En cualquier caso, este año hubo 100 llamadas menos que en 2015 y 2014 durante los cuatro meses de campaña.

En lo que respecta al número de nidos retirados, labor con la que se trata de desplazar la colonia, pero también dificultar la puesta de huevos, en los últimos seis años se han quitado más de 2.200. Solo este año fueron 271. También se recogieron 47 gaviotas que habían quedado atrapadas en algún edificio y 74 polluelos a los que les había ocurrido lo mismo y que fueron luego llevados al Centro de Recuperación de Cotorredondo. De hecho, según anotan desde Agronerga, las elevadas temperaturas registradas en los meses de verano provocaron que los avisos por este último motivo se multiplicaran con decenas de llamadas algunos días.

En paralelo a esta campaña, la Concejalía de Medio Ambiente llegó a solicitar por carta a multitud de comunidades de vecinos que tomaran medidas como la colocación de "barreras" para impedir el asentamiento de gaviotas en sus terrazas. Sin embargo, no habría tenido mucho éxito. "Como saben que si llaman se va a ir a retirar los nidos, la mayoría ni se molestan en invertir en ellas", se percata Rilo.