Los vecinos de Chapela son los grandes damnificados por las obras que desde hace meses se desarrollan en la parroquia para la ampliación de la AP-9. En el populoso barrio de Igrexa, así como en Cidadelle y en Cabanas, todos ellos en los márgenes de la autopista, las máquinas y los operarios entorpecen la vida cotidana, con viales cortados, vallas y señales provisionales, aceras anuladas y pasos de peatones movidos, entre otros inconvenientes como ruido, polvo y congestión del tráfico.

Desde que se anunciara el proyecto hace más de un lustro, la Asociación de Afectados por la Ampliación de la AP-9 canaliza las quejas y demandas de los vecinos de Teis, Chapela y Rande. En el Concello de Redondela se creó una comisión de seguimiento de las obras en la que participa este colectivo, ediles de la corporación y un equipo técnico. La Asociación ha advertido en dicha comisión de que "las obras avanzan a pasos agigantados, pero no así las reposiciones de servicios necesarias, que necesitan sus proyectos, su financiación y sus trámites".

Se refieren a la necesidad de que Audasa reponga los viales, las canalizaciones de aguas, fuentes y lavaderos afectados, pues todo ello forma parte del patrimonio de Chapela y de su paisaje. "Lo que demandamos a Audasa y a las administraciones implicadas es que reconozcan que Chapela es una zona urbana, por lo tanto deben minimizar el impacto de la obra. Esto no es el monte", dicen.

Las exigencias de los afectados pasan por una "humanización" del barrio, que consideran víctima de un "destrozo". Afirman que a la reposición de servicios deberían añadir mejoras en equipamientos de uso social. En Igrexa se concentran el centro de salud, una escuela, el instituto, el templo parroquial, un multiusos, un polideportivo y la oficina de Correos, entre otras dotaciones. Miles de residentes sufren las consecuencias de la obra "sin que nos den nada a cambio", critican desde el colectivo vecinal. Han presentado un proyecto en el que se contemplan la renovación de aceras, la habilitación de aparcamientos y la reordenación de viales, incluyendo la apertura de una carretera hasta Pasán, en paralelo a la autopista. En Subida a Mouriño o en el Camiño de Cornide también "hay reposiciones que se pueden ir haciendo", advierten. Desde antes del verano, la maquinaria entra y sale a sus anchas en estos viales, donde se han expropiado y tirado casas.

Sin embargo, en sus reuniones con los responsables de las obras, los afectados dicen recibir "solo buenas palabras, pero no concretan plazos, y todo esto conlleva unos trámites burocráticos que ya deberían haberse iniciado".

"Audasa debe asumir todos los costes y el Ministerio de Fomento supervisar y autorizar las actuaciones", reclaman los afectados.