Los cambios introducidos en el verano de 2013 permitieron mejorar el tren entre Vigo y Oporto, recortando tiempos, facilitando la comercialización y disparando la demanda. El objetivo último que España y Portugal se fijaron entonces, sin embargo, aún no se ha alcanzado. El mismo día en que se ponía en marcha el primer Tren Celta el Ejecutivo luso señalaba que la meta era lograr que en 2016 el convoy cubriese los 180 kilómetros que distan entre las estaciones de Guixar y Campanhã en 90 minutos, unos 45 minutos menos de los que tarda en la actualidad. Para alcanzar esa marca es necesaria la modernización de la línea.

En marzo de este mismo año el Gobierno de Portugal licitó la electrificación de los 43,6 kilómetros de línea que distan entre Nine y Viana do Castelo. El presupuesto del concurso era de 21,5 millones de euros y el plazo de ejecución de algo menos de un año y medio (450 días). Una vez modernizado ese tramo quedará pendiente el que separa los municipios de Viana y Valença do Minho, que ronda los 50 kilómetros. En territorio español el trecho que queda por mejorar es muy corto, de apenas ocho kilómetros, entre Guillarei y Tui.