Javier Teniente "jamás" imaginó ver todas sus fotografías en Príncipe destrozadas. "Cuando uno expone en la calle asume que alguien pueda hacer una broma y pintar un bigote en alguno de los rostros. Hubo compañeros que me advirtieron pero yo, ingenuo, nunca pensé en un destrozo de esta magnitud", respondía ayer desde fuera de Vigo tras ser informado de que un cuarto ataque la madrugada del lunes había acabado con las casi 90 instantáneas de "Vigo sonríe".

El artista reconoce que se replanteará volver a participar en una iniciativa similar. "Ha sido la primera y, muy probablemente, la última vez que me decido a exponer a pie de calle. Es realmente triste. Por culpa de unos pocos toda la ciudad paga las consecuencias", lamenta el autor horas antes de regresar a la ciudad y tratar de hablar con el Concello para buscar soluciones.

Pocos días se ha podido disfrutar de la exposición al completo. Tras los dos primeros incidentes del mes de julio, el Concello, responsable de la muestra, repuso 25 paneles la primera semana de agosto y el sábado día 13, coincidiendo con las aglomeraciones de O´Marisquiño, aparecieron de nuevo varias imágenes rotas, a las que se sumarían el resto de obras apenas 48 horas después.

Teniente cree que esta exposición era "una puerta abierta a realizar en el futuro más iniciativas culturales en la vía pública que ahora se cierra". Tras comprobar el escaso civismo demostrado en apenas un mes de exhibición, el fotógrafo cree que "Vigo pierde la oportunidad de disfrutar más de la cultura en la calle y de que tanto los artistas como las instituciones nos atrevamos a salir de los espacios cerrados".

El autor de las instantáneas entiende que como promotor de la muestra le toca al gobierno local "evaluar los daños y decidir si merece la pena volver a arriesgarse". Él asumirá la decisión.