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Medela: "Perder huéspedes por culpa del adoquín fue ya el colmo"

Vecinos, hoteleros y comerciantes de plaza de Compostela aplauden la decisión de sustituir el empedrado para atajar ruidos y vibraciones

Plaza de Compostela está hundida y con baches y parches de asfalto en multitud de puntos. // A. Blanco

Una sonrisa de alivio se vislumbraba ayer en la cara de multitud de vecinos y empresarios de la céntrica Plaza de Compostela. Llevan años soportando ruidos y vibraciones en sus viviendas como consecuencia del mal estado del adoquinado. Molestias que son constantes, ya que se trata del corazón de Vigo donde los vehículos no dejan de rodar. Ni siquiera de noche. Lograr conciliar el sueño -reconocen algunos afectados- se convierte muchas veces en una pesadilla. "Te vas acostumbrando al run run incesante al paso de los coches, pero cuando pasa un autobús o un camión el estruendo es insoportable", coinciden. Por ello, la decisión del Concello de sustituir el empedrado de Plaza de Compostela y García Olloqui -en esta última calle obligado por la sentencia dictada por un juzgado tras la denuncia de una vecina por las molestias en el interior de su vivienda- fue acogida ayer en la zona con los brazos abiertos. "Es una magnífica noticia", reconocían todas las personas encuestadas por este periódico.

El problema no es nuevo, pero se agravó en los últimos años cuando la Concejalía de Tráfico decidió desviar por García Olloqui parte de los vehículos que subían por Carral. Desde entonces, unos 2.500 coches diarios y los buses de la línea C1 "atronan" a los vecinos de este último vial. "Redujeron las molestias en Carral (también empedrada y y que sufre el mismo problema por el hundimiento de los adoquines) y las multiplicaron aquí", reconocía ayer Maximino Medela, propietario del hotel Compostela. Este empresario ha sido uno de los más afectados por el grave deterioro del vial. Primero, porque reside en él y lo sufre en primera persona. "Vivo en un tercero y cuando pasan autobuses o camiones parece un terremoto. Tiemblan hasta las figuras que tenemos sobre una mesa. Es un problema grave", admite. Pero además, esta situación le está afectando también a su negocio. "Muchos de los clientes que nos piden habitaciones con vistas hacia la calle vienen al día siguiente a pedirnos por favor que los cambiemos para el interior por el ruido de los coches. El colmo ha sido que en algún caso hemos perdido huéspedes que se fueron del hotel por estas molestias", asegura contento ahora tras conocer la decisión municipal de acabar con el adoquinado.

Rafael Arias es vecino también de García Olloqui. "Llevamos más de diez años sufriendo este problema. Nunca entendí que se pusiera adoquín cuando la tendencia estaba siendo la de eliminarlo. Era ridículo y el tiempo demostró que acaba convirtiéndose en un problema, ya que sale más caro mantenerlo porque hay que repararlo constantemente. Si se peatonalizara la zona se podría aceptar, pero con el tráfico que soporta no tiene sentido alguno", razona. Al igual que el resto, este vecino se queja particularmente de las molestias con los vehículos pesados. "Lo de los autobuses es otro nivel. Es insoportable".

Carlo De Cesero, de la heladería Capri, está acostumbrado a escuchar las quejas de los vecinos de la zona en su negocio. "Me parece perfecto que quiten el adoquín, porque no solo supone una molestia para los vecinos, sino también para los conductores. Ha habido bastantes caídas de motoristas por el mal estado del pavimento", advierte. "Ahora deberían contemplar volver a dejar la calle de un solo sentido y quitar, o al menos limitar, el paso de los autobuses. Creo que es uno de los mayores problemas", anota.

Vecinos de calles aledañas, como Luis Taboada, Carral o Marqués de Valladares, también empedradas y que sufren un problema similar al de García Olloqui y Plaza de Compostela, también se mostraban ayer contentos por esta noticia. "Esperemos que no sea una decisión aislada y que se extienda", reconocía esperanzado un vecinos de Marqués de Valladares.

Las quejas por ruidos en el entorno de la Alameda van más allá del adoquinado. Según varios vecinos, el fenómeno del botellón está provocando problemas durante las madrugadas de los fines de semana cuando -aseguran- no solo deben soportar el ruido, sino también que el parque amanezca repleto de desperdicios.

Maximino Medela | Propietario del hotel Compostela

"En mi casa tiemblan las figuras cuando pasan los autobuses"

Rafa Arias | Vecino de García Olloqui

"El empedrado nunca tuvo sentido; al final sale más caro mantenerlo"

Carlo de Cesero | Propietario de la heladería Capri

"Quitar el adoquín me parece perfecto; acabará con muchas molestias"

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