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Nueva propuesta de inversión al pleno del organismo estatal

Caballero propone a Zona Franca recuperar La Panificadora para oficinas, uso cultural y Centro de Gastronomía

El Consorcio aportaría dos tercios del coste del suelo y el Concello el resto -Acogería el Centro Gastronómico, "coworking", dotaciones públicas y vivienda -"Es una acción estratégica de la ciudad; Zona Franca tiene que estar", subraya el alcalde

Vista de La Panificadora desde la azotea de la Casa Consistorial, en Praza do Rei. // Adrián irago

La propuesta de inversión que llevará al pleno de Zona Franca el alcalde, Abel Caballero, tiene como objetivo recuperar La Panificadora, un símbolo de la arquitectura industrial de Vigo en estado de abandono en el corazón de la ciudad. El regidor y presidente del Consorcio convocará la sesión a finales de agosto o principios de septiembre y propondrá que el organismo estatal lidere un proyecto conjunto con el Concello para adquirir la antigua factoría de la calle Falperra y ubicar allí equipamientos culturales, el Centro de Evolución Gastronómica que abandera Zona Franca, oficinas, espacios de coworking y apartamentos. "Es una acción estratégica, una de las más importantes de la ciudad, y el Consorcio tiene que estar ahí", subraya Caballero, que pedirá incluir ya una partida en los Presupuestos de 2017 del ente para iniciar trámites.

Zona Franca, según la propuesta que promueve el alcalde, aportaría dos tercios de la inversión necesaria para adquirir los terrenos, ahora en manos privadas, mientras que el Concello correría con el tercio restante. Esa misma proporción se aplicaría a la hora de repartir el suelo y se conservaría "lo máximo posible" de la antigua factoría, que tiene un importante valor sentimental para miles de vigueses sensibilizados ante el progresivo deterioro de un patrimonio industrial de gran valor.

Caballero plantea destinar la parte que adquiriría el Ayuntamiento a equipamientos como una biblioteca, museo, salas de exposiciones y otros espacios culturales. Los silos de la factoría, protegidos por su interés patrimonial, pasarían a manos municipales. Zona Franca, por su parte, desarrollaría actividades vinculadas a sus fines y otros usos complementarios. Entre ellas sería "obligatorio", según reflejará la propuesta, incluir el Centro de Evolución Gastronómica de Galicia (denominado Broa), el proyecto de I+D culinario promovido por el Consorcio que ambas administraciones pactaron en su día instalar en el antiguo Rectorado de Areal y que ahora, tras la falta de acuerdo sobre el precio del edificio municipal, la delegada del Consorcio, Teresa Pedrosa, prevé implantar en la antigua ETEA.

El Consorcio también crearía en La Panificadora espacios de coworking, una fórmula en boga de colaboración entre emprendedores. De hecho ambas instituciones pactaron en su momento colaborar para abrir un local de estas características en la ciudad sin que llegase a fraguar la iniciativa.

Otro uso posible para explotar por Zona Franca sería el de oficinas, tanto para comercializar como para alojar dependencias propias. Además una parte de la parcela se destinaría a estudios o apartamentos, lo que implementaría oferta residencial y permitiría recuperar parte de la inversión a las dos administraciones.

Una vez obtenido el respaldo del pleno del Consorcio estatal los técnicos de ambas instituciones se sentarían para perfilar los pormenores del proyecto, tanto económicos como urbanísticos.

La Gerencia de Urbanismo, según la estimación del departamento, estaría en disposición de cambiar la clasificación del ámbito en el plazo de un año y medio. Para ello es necesario adquirir los terrenos. El Concello, de acuerdo a la propuesta de Caballero, negociaría con los propietarios, y en caso de no llegar a un acuerdo iniciaría el trámite expropiatorio.

La parcela tiene ahora clasificación residencial y comercial, con una edificabilidad de casi 22.000 metros cuadrados. La ordenación fue fijada mediante un convenio firmado en 2003 por el entonces alcalde Lois Pérez Castrillo e incorporada al Plan Especial del Casco Vello, en vigor desde 2006. El gobierno de Caballero intentó negociar con los propietarios hace siete años, cuando el alcalde planteaba situar allí la Biblioteca Pública del Estado, pero no se alcanzó un acuerdo. Posteriormente Urbanismo hizo una tasación de 9,5 millones. No obstante, el Concello evita por ahora fijar una cantidad de partida, que se determinaría en las reuniones entre los representantes de ambas instituciones si el pleno de Zona Franca da el plácet a la iniciativa.

Pieza clave de la ciudad

Caballero sustenta su proyecto en cuatro argumentos: "Es una parte clave de la ciudad, se puede iniciar el proyecto de forma inmediata, hay demanda para los usos, y los vigueses quieren ver la Panificadora recuperada".

Aunque los equipamientos que habilitaría el Concello serían culturales, la propuesta del regidor no plantea específicamente la biblioteca estatal. Recientemente Caballero planteó públicamente instalarla detrás de los edificios de los actuales juzgados, en el terreno que el Ayuntamiento expropió para construir la Ciudad de la Justicia. La Xunta ha apostado ahora por radicar la sede judicial en el Pirulí, con lo que el suelo municipal en la calle Lalín está exento de uso.

El regidor, que frenó las cuentas de Zona Franca en el pleno del mes de julio al estar en desacuerdo con algunas de las partidas, anunció hace unos días que propondría nuevas inversiones de Zona Franca en la ciudad al considerar que el Consorcio no está apostando por Vigo.

La fábrica de pan más moderna de su época languidece por el abandono

  • La antigua factoría de La Panificadora permanece en estado de abandono desde su cierre en 1981 y su deterioro va en aumento. Ejemplo de arquitectura industrial viguesa, situada en un lugar privilegiado abierto a la Ría, en su época -abrió sus puertas en 1924 y seis años después ya se acometió la primera ampliación ante el aumento de la producción- fue la más moderna de España, llegando a fabricar 50 toneladas de pan diario. El edificio lleva la firma del arquitecto Manuel Gómez Román, mientras que los ingenieros alemanes Otto Werner, Jorge Buchl y Carlos Kohl aportaron el componente tecnológico que la convertiría en una fábrica puntera en su sector.El complejo forma parte de la memoria industrial de Vigo y son muchas las voces que claman por su recuperación. Así lo ha hecho la plataforma Salvemos La Panificadora, creada precisamente a tal fin, que recopiló más de 6.000 firmas; así como la asociación Outro Vigo é Posible; el colectivo Entremos na Panificadora; y la delegación viguesa del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG).Silos protegidosPese a la evidente singularidad del antiguo recinto industrial y su valor histórico y patrimonial, solo los diez silos -cuatro de ellos circulares y seis cilíndricos- están protegidos. El convenio firmado en 2003 entre el Concello y los propietarios establece su cesión para uso público y no prevé conservar ninguna otra edificación en la parcela. En su momento se planteó destinar los silos a archivo municipal.Caballero propuso hace siete años al Ministerio de Cultura la parcela para instalar allí la Biblioteca Pública del Estado. Técnicos de la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos del departamento visitaron el solar. Entonces mostraron su aprobación, calificando La Panificadora como "la Catedral que Vigo nunca tuvo". Destacaron en el informe posterior a su examen la "inmejorable ubicación" del viejo complejo industrial y la "calidad arquitectónica y simbólica" del edificio.

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