| La Concatedral se quedó pequeña para acoger a todos los fieles que querían rendir homenaje a su Cristo. Por ello, y al igual que ocurrió el año pasado, se instaló una pantalla gigante en el exterior del templo para que todos aquellos que se quedaron fuera pudieran seguir y ser partícipes de la eucaristía. Los devotos se reunieron en torno a la pantalla y no dudaron en aplaudir y recitar los mismos vítores que estaban siendo entonados en la Colegiata.