"Ante nuestro Cristo de la Victoria, símbolo de unidad de los vigueses y de estos con su ciudad, hago votos porque juntos y cargados de generosidad seamos capaces de aglutinar voluntades para, entre todos, llevar a Vigo a una nueva reconquista de los mejores valores éticos, económicos y solidarios que son, también los que precisa nuestra tierra". Así se comprometió ayer José María Fonseca, pregonero de la festividad del Cristo que hoy se celebra, a impulsar una ciudad de la que ensalzó su "pujanza".

El presidente de Terras Gaudas enfatizó "los importantísimos cambios" que se han producido en las últimas décadas en Vigo y "que se siguen produciendo". "Es la ciudad de Europa que más creció en población y en valores relativos, en el siglo XX", aseguró. El ourensano, que lleva 40 años residiendo en la ciudad, destacó la lucha de "sus hombres", "su innovación hacia el mar y la tierra" y el esfuerzo, en definitiva, de toda una ciudad para llegar a la modernidad. "Viví las incomprensiones de unas administraciones que no se enteraban de que la pujanza estuvo en Vigo", incidió para después subrayar que era aquí donde "había que marcar los rumbos ya que esta ciudad era la del crecimiento".

Como vigués adoptivo aseguró hablar desde el "viguismo de corazón", un sentimiento que pidió "no me lo toquen". "Lo siento tanto y tan profundamente que desde mi realidad más íntima y mas allá incluso, del sentimiento religioso, quiero asumir con todo respeto de la "A" a la "Z" toda la tradición que nos une al Cristo de la Victoria", aseveró.

El acto, celebrado en el pazo de Castrelos, fue inaugurado por la presidenta de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Victoria, Marora Martín-Caloto. En su discurso introdujo la cultura del vino para ensalzar la profesionalidad del pregonero. También resaltó la figura de José Luciano Martínez, que será el portador del estandarte en la procesión de esta tarde y que también estaba presente en el acto. Del presidente de Ceaga reseñó, además de su trayectoria laboral, la relación que tiene con el Cristo, como devoto desde hace 50 años.

Martín-Caloto se refirió también a los momentos de "horror" que vive Europa con los ataques terroristas del grupo Daesh. "Quiero elevar una súplica a nuestro Cristo de la Sal para que este Jubileo de la Misericordia traiga compasión, tolerancia y respeto y, con ellos, la paz", cerró su intervención.

El alcalde Abel Caballero, fue el encargado de clausurar el acto, arropado por su equipo municipal. El regidor realizó un recorrido emocional por el camino que esta tarde seguirá la figura del Cristo en su procesión. "Las campanas de la Catedral llamarán y la ciudadanía acudirá", previó Caballero.

La imagen de una ciudad peregrina y marinera acompañó su relato, en el que dijo, "el Cristo hace que lo imposible sea posible" al encontrarse padres e hijos, agnósticos y cristianos, creyentes y no creyentes, gente de todas las condiciones que cede ante la emoción del Cristo de la Victoria y "se funde en la diversidad".

Caballero describió la festividad como una "patria común" es la que "compartimos pasiones y sentimientos" y abundó en la idea de que en ella se estrechan los lazos entre los vigueses, la fe y el mar. "Cuando el Cristo salga de la Catedral, sabrá que son los suyos los que le saludan", finalizó.

Al evento también acudió el equipo municipal del Partido Popular, con Elena Muñoz al frente, o el obispo, Luis Quinteiro Fiuza.