Hace tres años Izan Armada llegaba al mundo el mismo día que el Cristo de la Victoria paseaba por las calles de Vigo. "Tenía que llevar a mi madre a la procesión pero ya no pudo ser", recuerda la madre, Milagros Jara. Aquel fue un momento tan emotivo que hizo que Jara se decidiera a ser parte de los devotos más cercanos del Cristo. Hoy recibe, junto a su hijo y su madre, la medalla que la distingue como miembro de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Victoria en la ceremonia que se celebra tradicionalmente tras la novena.

Era un deseo que llevaba tiempo rondando por la cabeza de Jara y su madre. "Pero lo vas dejando y parece que necesitas un impulso que te haga decidirte a ser cofrade", cuenta. Ese empujón llegó primero en forma de un niño "muy deseado", Izan. Pero después su vida sufrió un duro traspiés con una grave enfermedad. Una vez superada, le ha servido para confirmar su intención de ser cofrade.

Jara comunicó la decisión de su familia a la cofradía ya el pasado septiembre y hoy se hará oficial con la imposición de la medalla. Para ella este momento representa la culminación de un sentimiento: "El Cristo simboliza una esperanza, porque primero coincidió con un nacimiento, que es un momento muy alegre, y después me agarré a él por la salud". Para pedir o agradecer, muchos son los fieles que acuden al Santo en su día más señalado.

La misma devoción que emana de las palabras de Jara lo hace de Chus Fraga. Ella, su pareja y sus hijos recibirán también hoy la medalla. Asegura que sus recuerdos de la procesión se remontan a desde que nació porque siempre ha acudido con su madre y sus tías. "Estoy ofrecida de por vida, así que no puedo faltar", señala Fraga.

La cita se ha convertido en un momento especial tanto a nivel religioso como familiar. "Es una fecha que nos encanta y que estamos esperando todo el año", cuenta. Por ese motivo toda la familia se hará cofrade. "Todos a una, quiero que los niños lo vivan desde pequeños como yo con mis padres", enfatiza.

Pasar a formar parte de la institución es para ella acercarse más al Cristo, dar un paso más hacia él. "Es muy especial, quien va una vez repite porque se siente mucha emoción y la procesión es preciosa".

La fidelidad hacia la imagen estuvo presente desde niño en Bonifacio Logares, expresidente de la Asociación provincial de Empresas Consignatarias y Estibadoras. "Recuerdo que me escapaba por una de las puertas laterales de la Colegiata durante la misa, y después esperaba a mi madre como si hubiera estado en todo el acto como un niño serio". La unión de Logares con el Cristo se estrechó todavía más cuando hace unos años fue elegido para portar el estandarte durante la procesión. Marcar el paso de tal evento lo llenó de satisfacción y convertirse en cofrade le parece "el paso más natural" para culminar su devoción. "En el día a día del trabajo no lo piensas mucho, pero me parece lo más lógico".

Logares destaca que se trata de un acto en el que deja claro sus valores, "que hoy en día se diluyen fácilmente". Señala que " es importante seguir una directriz de corrección, una manera de entender la vida con un respeto a los valores".