"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo", solía decir el difunto periodista y escritor Eduardo Galeano. Probablemente, no exista mejor frase para alimentar el espíritu voluntario que llevamos dentro e iniciar un viaje repleto de aventuras.

VER GALERÍA | El grupo de voluntarios a su llegada ayer. // Marcos Martín

Un periplo de doce días en los que 30 jóvenes de entre 18 y 30 años se instalan en el campo de trabajo internacional de las Islas Cíes. Entre ellos, 13 gallegos, 10 de otras comunidades autónomas y los 7 restantes de países europeos (Turquía, República Checa, Alemania, Italia y Francia). Cuando el sol del verano se ponga por última vez, un total de 120 voluntariosos habrán participado en labores de mantenimiento de la isla, de información y de sensibilización del visitante.

En la mañana de ayer, José Manuel Rey, conselleiro de Política Social, y Beatriz Mato, conselleira de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio, acudieron al campo de trabajo situado en la Isla de Monteagudo (zona norte). Allí, compartieron anécdotas con las chicas y chicos e incidieron en la importancia que tiene las labor que desarrolla la "marea rosa".

VER VÍDEO | Los jóvenes llegan dispuestos a trabajar y vivir una gran experiencia. // Marcos Martín

"Es una satisfacción comprobar cómo se están desarrollando los campos de trabajo en Galicia", asintió José Manuel Rey. Un programa que "fomenta muchísimo la educación no formal, que es uno de los valores que estamos impulsando", agregó. Por su parte, Beatriz Mato destacó la "importancia de los valores de la naturaleza". "La Comunidad es el Camino de Santiago, es la catedral, pero uno de nuestros grandes exponentes es nuestro patrimonio natural y este por excelencia es el más reconocido", explicó la política natural de Barakaldo.

Luciano, italiano de 19 años

"Trabajar en las Islas Cíes es el paraíso

"Trabajar en Cíes es un paraíso", resume fascinado Luciano, de 19 años, procedente de Bérgamo. El italiano, que ya ejerció de voluntario en Estonia y Alemania, repite por segunda vez en las Rías Baixas. "El año pasado, dejé el móvil el primer día y no lo cogí hasta el último. Todos los momentos son preciosos", confiesa. Claudia, de 21 años, corrobora las palabras de su compañero. "La experiencia está siendo fantástica, muy enriquecedora. Me está ayudando mucho como persona", comenta esta ourensana que acude al campo por primera vez.

Claudia, ourensana de 21 años

"Me está ayudando mucho como persona

Batiste de 18 años, vive en París, y tras hablar con su hermana, que visitó el archipiélago como turista, no ha dudado en probar la experiencia. "Nunca había hecho voluntariado, pero con los scouts en Francia hacemos algo parecido". Por otro lado, menciona que recoger colillas es el trabajo que más le reconforta. 35.000 fueron recolectadas el pasado año.

Batiste, francés de 18 años

"El grupo está muy unido, nos conocemos todos

Desde otro punto de vista, Xabier, lucense de 22 años, lo que más le gusta es la tranquilidad que respira. "Aquí, tengo tiempo para pensar, no estoy tan agobiado", declara. Y lo que menos: "Ver a la gente tirar basura". En contaste, los hay más optimistas, como Luciano, a quien le gusta "todo".

Xabier, lucense de 22 años

"Aquí tengo tiempo para pensar

En lo que sí están todos de acuerdo es sobre la vida en el campamento. "El grupo está muy unido, nos conocemos todos", dice Batiste. "Hablamos todos con todos, formamos una familia", matiza Luciano. Y Claudia pone la puntilla: "están siendo unos días muy guais, no quiero que se terminen".

Muy a su pesar, todo lo bueno se acaba. El día 26, embarcan para no volver. Quién sabe si por mucho o poco tiempo. El relevo llegará el próximo 2 de agoto. Entonces, otras 30 personas atracarán con ganas de aportar su grano de arena a las Islas Cíes.