Un mínimo error puede malograr el trabajo desarrollado por centenares de personas durante varios meses y echar por tierra el encargo de un cliente con la consiguiente pérdida económica. La biotecnología es un sector "muy sofisticado" que exige una precisión extrema en cada proceso, de ahí la dificultad para integrar a los nuevos trabajadores. Por ello, la empresa Lonza Biologics Porriño ha apostado por formar a una cantera de profesionales altamente cualificados "desde el minuto uno" gracias a un proyecto pionero de FP Dual en Química Industrial en colaboración con el CIFP Manuel Antonio.
El primer año ha sido tan positivo que la planta se ha implicado en un segundo ciclo formativo, éste de Fabricación de Productos Farmacéuticos, que arrancará en septiembre en el mismo centro educativo y al que también ha decidido sumarse la empresa CZ Veterinaria. El número de preinscritos triplica el de las 10 plazas disponibles y es uno de los más demandados de toda la comunidad.
"En España hay pocas empresas biotecnológicas y es difícil encontrar a profesionales formados. La FP Dual es un valor añadido tanto para los estudiantes, que acabarán el ciclo con una experiencia difícil de adquirir, como para Lonza. Hemos apostado por crear una cantera de buenos profesionales. Si nos podemos aprovechar de ello, fantástico, pero lo importante es que el talento se quede en Galicia, hay que ser generosos", destaca la directora de Recursos Humanos, María Santos.
"Cuando contratamos a alguien tenemos que entrenarlo y un operario de planta tarda unos 2 años en ser autónomo. Con este proyecto buscamos poner en el mercado a profesionales con prestigio, que no sea necesario ir a buscarlos a Madrid o Barcelona, y que no solo estén bien formados, sino que sean más robustos y puedan integrarse en las empresas de manera más rápida, en 6 meses o 1 año", añade José Bartolomé, director de Producción.
Los profesionales del Lonza han elaborado el temario de manera conjunta con los profesores del Manuel Antonio, que también conocen la planta. "Incluso se han hecho reajustes en función de las necesidades empresariales. Vamos muy de la mano. Trabajamos con células vivas y el nivel de complejidad de los procesos es muy elevado", subraya Santos.
"Los alumnos se enfrentan a la teoría y a la práctica casi al mismo tiempo. Están en la planta junto a superiores, técnicos y operarios que tienen 8 o 10 años de experiencia y que les enseñan a utilizar el autoclave, por ejemplo, o a medir el PH y darse cuenta de los importante que supone una variación de unas décimas", explica Bartolomé.
Uxía González e Israel Paz son dos de los diez alumnos que actualmente realizan el periodo práctico en Porriño. "Soy licenciada en Biología y tengo un máster en Nutrición. La empresa me interesaba y vi este ciclo como una gran oportunidad. Acabas con un año de experiencia y hoy en día esto cuenta mucho", señala la ponteareana de 29 años.
"En un ciclo ordinario solo tienes tres meses de práctica y en Lonza desde el primer momento nos acogieron muy bien. Cuando llegas ves a todo el mundo muy contento y te dices que esta empresa no puede ser española. Una vez que accedes a la planta de producción tras las primeras semanas de entrenamiento te sorprende", comenta Israel, nigranense que a sus 27 años y tras haber empezado otro ciclo de FP sobre proyectos de edificación decidió apostar por este nuevo curso.
Ambos tuvieron que superar una entrevista tras la preselección curricular. "Tenemos alumnos con diferentes perfiles: recién salidos de Bachillerato o con estudios universitarios y de FP. Lo que buscamos es gente que tenga interés, ganas y talento para llegar a ser buenos profesionales", apunta la directora de Recursos Humanos.
Los alumnos se forman como operarios de planta y ya han empezado a participar en la elaboración de los buffers, las soluciones que van en contacto con el producto final, o en los tanques. "Por ellos pasan las proteínas e incluso limpiarlos es una tarea importante y delicada", explica Uxía sobre su trabajo en la planta.
En las instalaciones de Porriño se elaboran las bases de medicamentos para enfermedades antiinflamatorias, inmunológicas, respiratorias, cardiovasculares y, sobre todo, cancerígenas. Cada lote, la cantidad de producto que se desarrolla al mismo tiempo y con unas características comunes, conlleva una media de 50 días y el trabajo de 300 personas. Además los procesos, al implicar células vivas, no pueden detenerse ni un solo día.
Tanto a Uxía como a Israel les gustaría quedarse en Porriño o en alguna de las casi 30 plantas que la multinacional helvética tiene en EE UU, Europa o Singapur. "Poder irte al extranjero es un gran atractivo porque amplías tus posibilidades", asegura él.
Lo cierto es que tiene posibilidades de lograr un contrato pues la empresa lleva 5 años acogiendo a alumnos en prácticas del CIFP Manuel Antonio y "casi el 99%" se han quedado. "Y además son muy buenos", reconoce José Bartolome.
"Lonza está creciendo continuamente desde 2013 y lógicamente la oportunidad está ahí. La mayoría de nuestro personal es gallego y muchos han retornado desde el extranjero. Pero lo importante es que esta cantera de candidatos también puede interesar a otras empresas del sector como Biofabri o CZ Veterinaria", añade María Santos.
A Uxía e Israel les queda por delante otro año antes de zambullirse en el mercado laboral. Los alumnos del nuevo módulo de FP Dual en Fabricación de Productos Biotecnológicos les darán relevo en la planta de Porriño cuando acaben su formación teórica en el Manuel Antonio, donde iniciarán las clases en septiembre. Su programa es "un poco más específico" que el de Química Industrial y combinará un año en el aula con otro en las instalaciones. "La primera experiencia nos ha demostrado que es mejor de esta forma en lugar de alternar 6 meses en cada lugar", explica Santos.
