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Los "cacos" del tesoro líquido de las flores

El grupo Divulgare recurre a viñetas para explicar el robo de néctar en ecosistemas de todo el planeta

La viñeta explica cómo se produce el robo de néctar en las plantas con flores tubulares. // Divulgare

Los ecosistemas naturales también sufren las intrusiones de los "cacos". Aves e insectos incapaces de alcanzar el néctar por la morfología de las flores optan por perforarlas para poder acceder al oro líquido, pero esta estrategia de robo evita la polinización y, por tanto, supone un perjuicio para la supervivencia de la planta. El grupo Divulgare de la Universidad, cuyos vídeos en 3D triunfan en festivales de todo el mundo, acaba de publicar un artículo sobre estas interacciones en ecosistemas de todo el planeta y ha decidido empezar a recurrir a las viñetas para acercar sus resultados al público general.

El trabajo que acaba de publicar la revista científica Oikos está firmado por los biólogos Sandra Rojas, José María Sánchez y Luis Navarro, y analiza 88 especies de plantas presentes en hábitats mediterráneos, alpinos, antillanos y andinos, así como a los ladrones más importantes.

En todos los ecosistemas muestreados se encontraron robos, un comportamiento muy extendido en las angiospermas. Sin embargo, a pesar de su alta incidencia y la influencia en la dinámica ecológica de las poblaciones vegetales, apenas ha sido estudiado por la comunidad científica.

Los ladrones de néctar perforan la flor sin tocar sus estructuras sexuales -anteras y estigmas-. Es el caso, en los ecosistemas templados, de los abejorros del género Bombus, cuyo probóscide, el apéndice que tienen en la cabeza para comer y absorber, es demasiado corto para acceder a la preciada sustancia a través de algunas flores, y también de las abejas carpinteras Xylocopa.

Los biólogos también constataron que en los trópicos, además de estos abejorros, también algunos colibríes de picos cortos y unas aves conocidas como pinchaflores o mieleros perforan la corola de las flores. Estos pájaros, de los géneros Diglossa y Diglossopis, tienen un pico que les permite agarrar la flor con su maxilar superior a modo de gancho, mientras la agujerean con la afilada mandíbula inferior.

Oportunistas

En las comunidades de plantas donde no habitan pájaros mieleros se repite el mismo patrón: una sola especie suma grandes cantidades de robos, mientras en las otras son muchos menos frecuentes o no se producen. Y los ladrones son oportunistas, ya que, según explican los investigadores en su blog, "a veces roban pero lo hacen sobre todo en las plantas que ofrecen grandes recompensas y un acceso al néctar complicado".

En los Andes, donde sí viven mieleros, la mayoría de las plantas con flores tubulares sufren este saqueo, aunque los porcentajes son menores porque dichos pájaros deben competir con "polinizadores legítimos" como colibríes, abejas, moscas o mariposas.

Tras estudiar la morfología tanto de las plantas que son objeto de robos como de aquellas que no, los expertos de Divulgare concluyen que las que tienen flores alargadas, ofrecen abundante néctar y su densidad espacial es elevada resultan más propensas a ser perforadas por insectos y aves. Por el contrario, aquellas dotadas de estructuras que protegen la base de la flor están menos predispuestas a sufrir estas estrategias ilegítimas para apoderarse de su néctar.

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