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Titular del Juzgado de Primera Intancia número 12 de Vigo (Familia)

Daniel Tomás López: "Padres separados llegan al extremo de comunicarse a través de sus abogados"

"Mi vocación absoluta como juez de Familia es intentar hasta el máximo que haya acuerdos"

Daniel Tomás, en su despacho en el juzgado de Vigo. // M. Canosa

Cuando se le pregunta la razón por la que optó por un juzgado de Familia, responde sin rodeos. "Era algo absolutamente vocacional; y esta convicción la reforcé desde que tuve hijos", afirma. Quien se pronuncia así es Daniel Tomás, nuevo magistrado titular del Juzgado de Primera Instancia 12 de Vigo (especializado en litigios matrimoniales ) mientras la juez Dolores Galovart, que inició carrera política, esté en situación de servicios especiales. Procedente de un tribunal mixto de Marín, donde dejó a un personal "extraordinario", lleva varias semanas en este nuevo destino.

- ¿Por qué esta vocación por ser magistrado de Familia?

- Porque es desde la jurisdicción desde la que creo que más puedo ayudar. Técnicamente no tiene dificultad, pero considero que desde mi posición se puede hacer bien el trabajo con cierta mano izquierda y mucha paciencia para la mediación. Al menos es lo que intento.

- En su anterior destino en Marín, al ser un juzgado con materia civil y penal, ya veía litigios matrimoniales. Ahora se sumerge exclusivamente en ellos, ¿cómo fue este primer mes?

- Lo afronto como un reto profesional. Además del volumen inmenso de trabajo que hay aquí, mi vocación absoluta en un juzgado de Familia es intentar mediar los procedimientos hasta el máximo? Siempre me reúno con fiscal y abogados antes de los juicios, para ver si las posturas están lejos, cerca... En definitiva, si se puede llegar a consenso.Y teniendo paciencia se logran muchos acuerdos. Esas negociaciones previas no son ninguna pérdida de tiempo. Y debo destacar que la relación que me he encontrado con la Fiscalía es fabulosa, se implica en estas negociaciones... Y me he topado con una curia infinitamente más cordial de lo que esperaba. Quizá la mala fama precede a los letrados como batalladores, pero no me pareció eso en absoluto. Igual que me gusta ser juez de Familia, el de los abogados que llevan esta materia me parece un trabajo brutal. La paciencia que a veces tienen con los clientes es infinita...

- Precisamente son muchos los letrados que aseguran que lo peor que han visto en una sala de vistas fue en juicios de Familia, por la confrontación entre excónyuges, ¿aprecia también esa tensión?

- Muchísimo. Aunque finalicemos con un acuerdo, de primeras todos los asuntos que llegan a una sala de vistas son contenciosos. Y a veces el conflicto no es que esté enquistado, sino que es algo irreconciliable. Acabamos de tener un caso en el que las comunicaciones [entre el matrimonio separado] ya ni son por WhatsApp o email, sino a través del abogado del uno con el abogado del otro, que a su vez debe trasladárselo a su cliente... Eso hace inviable una mínima relación familiar ni siquiera por el bien de los hijos. A veces se percibe el odio entre la pareja. Aún hay varones que creen que la pensión alimenticia que debe abonar es para su exmujer... Que no son conscientes de que es para mantener a sus hijos.

-¿Se discute por nimiedades?

- Sí. Discusiones por 5 euros en un contexto de capacidad económica o tratar de regular al máximo cuestiones de actividades extraescolares. Y lo que creo es que todo lo que intentes regular al extremo es susceptible de generar conflicto. Por ejemplo, no me gusta enumerar los gastos extraordinarios en los convenios. Si pones material de dentista, el otro va a decir que el aparato no es necesario... Siempre puede surgir conflicto. Si no los enumeras, ya les obligas, al menos, a hablar. Es lo mínimo.

- Y en medio del conflicto están los hijos...

-Sí. Y al final el sufridor primario es el niño, es el que padece las consecuencias del divorcio de sus padres. Hay que entender que el menor quiere a los dos y que le va a doler escuchar un comentario malo de su madre hacia su padre y al revés. Frente a esto, también nos encontramos con parejas que no llevan el conflicto al terreno de sus hijos, que tienen una comunicación extraordinaria... Eso es lo ideal y muchas veces lo difícil de conseguir.

- Esos acuerdos quizás sean la parte más satisfactoria de esta labor.

- Estoy seguro. Porque si termino resolviendo yo, como mínimo una de las dos partes se va a ir enfadada o disconforme con mi resolución. Y muchas veces serán las dos. Y además han tenido que entrar en sala y escuchar cosas de la parte contraria que no querían oír: trapos sucios, cosas que para el otro son mentira o a lo mejor lo son... Eso encona el conflicto. De la otra manera, con un acuerdo, son ellos, que además son los que mejor conocen su situación, los que transan, los que ceden... No ha tenido que ser ni un juez ni un fiscal.

- Llega a Familia en un momento en el que la figura de la custodia compartida está en alza...

- Para un funcionamiento óptimo de la custodia compartida es casi imprescindible un mínimo de entendimiento entre los excónyuges. Me resulta difícil pensar en ella cuando hay muy mala relación. Desde que estoy en Vigo sólo se acordó una y fue de mutuo acuerdo. Lo que sí hago cuando veo buena sintonía y a un progenitor implicado en la crianza de los niños, aunque sea el no custodio, es conceder regímenes de visitas amplísimos... Que esté con el menor desde que el viernes sale del colegio hasta que el lunes lo lleva... Y también dos tardes entre semana con pernocta para que al día siguiente también lo lleve al centro escolar... Al final, al cabo del mes, casi supone mitad y mitad con cada uno de los progenitores... Aunque no lo llamemos custodia compartida en el sentido de que el niño esté mudando de casa semana a semana, que es más complicado, creo que es una fórmula que satisface los intereses de todos.

- No sólo se incorpora a un juzgado con materia delicada. La sobrecarga de pleitos en las dos salas de Familia obligó a crear otra de refuerzo, ¿qué situación se ha topado?

- Sabía a donde venía. No queda otra que trabajar mucho tardes, fines de semana o antes de que se levanten los niños. Pero eso ya lo hacía antes. Mi objetivo en cualquier juzgado es esforzarme para que los ciudadanos no tengan que estar esperando por una sentencia. Necesitan respuesta inmediata una vez fue su juicio.

- ¿Ve idóneo que el juzgado de refuerzo se convierta en definitivo?

- Creo que es imprescindible. La sala de apoyo lleva un tercio del trabajo y si tuviéramos que sumar esa labor la consecuencia inevitable sería una demora en los pleitos.

"Veo verdadera heroicidad en las familias que cuidan de sus incapaces sin tener medios"

  • -Además de materia de separación o divorcio, otra parte importante del trabajo de los juzgados de Familia, la más desconocida, son las incapacidades y los internamientos en centros psiquiátricos o residencias de mayores...- Efectivamente. Y en lo relativo a las incapacidades se agudiza todavía más el aspecto humano del trabajo en este juzgado. Es una parte muy dura de mi labor. Ya la hacía en Marín y era lo que peor llevaba, porque me resulta dolorosísimo ir a las casas a explorar a incapaces que están encamados: además de invadir la intimidad que supone entrar en un domicilio, en una habitación, es tremendo la carga humana que ello supone. Y ves actuaciones de verdadera heroicidad por parte de familiares que cuidan de sus incapaces con medios que no tienen, que los llevan a centros que no pueden pagar... El trabajo que estas familias le quitan a la Administración, que es la que tendría que dar respuesta a esos incapaces, es impagable. Y además impagable porque lo cierto es que de verdad esas ayudas a la dependencia no están pagadas de ninguna de las maneras. Cada vez que voy a un reconocimiento vengo con el estómago encogido. El dolor y la entrega de las personas que cuidan de sus enfermos me produce gran congoja.- Junto a la carga de trabajo de las salas de Familia, otro problema fue el retraso en los informes que se requieren a los equipos psicosociales, recientemente reforzados, para litigios matrimoniales. ¿Cuál es la situación actual? - Me ha sorprendido la demora. Desde la posición aséptica que debo mantener, y sin entrar en a quién corresponde esta situación, lo cierto es que es muy difícil asumir que un informe psicosocial, cuando es necesario, tarde un año en llegar. Es excesivo. Y ya procuro hacer un uso racionalizado de algo que soy consciente que está sobrecargado, reducirlo a los conflictos graves que realmente exigen que unos profesionales te ayuden a resolver el pleito.

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