El margen de confianza que la Autoridad Portuaria había concedido a los estibadores para que negociasen un acuerdo "razonable" se acabó o le queda muy poco. El presidente Enrique López Veiga esperaba que durante el último mes los trabajadores pactasen con las empresas accionistas de la Sagep (Sociedad Anónima de Gestión de Estibadores Portuarios) una rebaja de costes y una mayor flexibilidad horaria, los dos puntos débiles de la competitividad de la terminal viguesa. Y hasta la semana pasada todavía alberfaban cierta esperanza en Praza da Estrela. Ahora, en cambio, el dirigente portuario dice disponer de información que indica que los trabajadores "no están muy por la labor", y "tampoco parecen muy preocupados" por la amenaza de perder por completo los tráficos de Maersk "y otros que están en el aire", argumenta.

Así que ayer lanzó una seria advertencia a la plantilla de la estiba. "Hemos esperado pacientemente, pero su inmovilismo es inaceptable y no lo vamos a permitir. Así que si se confirma que no hay acuerdo, a partir de ahora vamos a hacer una revisión a fondo de las operaciones de la estiba. Y a aplicar la ley", zanjó.