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Blindaje al "narcorradar"

La multinacional Indra instala un "cortavientos"a la antena de Cíes para que pueda resistir los vendavales que estos años causaron constantes averías

El "narcorradar" de Cíes, con el "cortavientos" instalado en su base. // R. Grobas

Indra prueba una solución para que el narcorradar de Cíes aguante los fuertes vientos del invierno: un "cortavientos". Tan sofisticado como frágil, uno de los principales elementos del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), ese entramado de antenas desplegadas por varios puntos de la costa destinado a combatir el tráfico de drogas en las Rías Baixas, registra desde hace cuatro años constantes desperfectos por la dureza de los temporales. Con una protección que recuerda en su forma a la de un paraguas, la multinacional española adjudicataria de la instalación confía en que así el equipamiento situado en el faro de la isla Norte resista por fin un año sin incidencias.

Desde su montaje en abril de 2012 y su activación en verano de este año, la actividad de este sistema de vigilancia ubicado en una vieja caseta cercana al faro de Cíes y controlado desde la Comandancia de la Guardia Civil en Pontevedra, ha sufrido varias interrupciones. En su mayoría, provocadas por las violentas circulaciones de aire que de abajo hacia arriba se generan en esa zona de la isla golpeando contra la parte más sensible del radar. La última avería se registró a finales de 2014, cuando una cadena de temporales acabó por romper de cuajo una de las aspas. Este elemento del equipo, clave para su operatividad, seguía seis meses después tirado en el suelo a la espera de su reposición, como pudieron comprobar cientos de turistas.

Como el SIVE de las Rías Baixas opera apoyado en antenas instaladas de parecidas características situadas en otros puntos como A Guarda o la isla de Ons, fuentes conocedoras de este sistema aseguran que aunque se averíe uno de los elementos "la vigilancia queda garantizada". Similar al que controla las aguas en el Estrecho de Gibraltar, el de la costa sur gallega suma al objetivo de la lucha contra el narcotráfico, el de detectar emergencias en el mar y hasta el furtivismo en la pesca. "En teoría", apuntan las citadas fuentes. Porque salvo el comunicado anunciando la adjudicación a Indra, poco más ha trascendido sobre este observatorio. Por tratarse de un sistema enfocado a la persecución de actividades ilícitas, cualquier detalle sobre su funcionamiento podría dar pistas a los infractores, por lo que más allá de que opera tanto de día como de noche gracias a cámaras infrarrojas, el mutismo oficial es total. Ni siquiera han sido aclaradas sus especificaciones técnicas. Por ejemplo, se dijo que el radar de Cíes alcanzaba 10 kilómetros, pero expertos del sector estiman su alcance mínimo cercano a los 100 kilómetros.

La inversión destinada a esta instalación, de 7,4 millones de euros, ya indica que estos "ojos" que observan las aguas por fuera de las Islas Atlánticas de Galicia no son unos radares al uso aunque se parezcan a los que porta un barco cualquiera. Como prueba de su potencia, podrían servir los inconvenientes manifestados por los vecinos de Ons, quienes se quejaron al Parque Nacional de que sus móviles "fallaban" desde la activación del narcorradar. Nunca se comprobó la relación causa efecto, pero lo cierto es que desde la última visita de los técnicos a este archipiélago, los isleños gozan de una cobertura casi total en sus teléfonos.

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