"El resultado encaja con las encuestas que nosotros hacemos a los empleadores para comprobar si con los grados, que acaban de llegar a la tercera promoción, se mantiene la satisfacción que tenían los antiguos títulos. Y las respuestas son muy buenas. La clave es la versatilidad de nuestros titulados. Tienen un perfil multidisciplinar y una mayor capacidad de adaptación frente a los egresados de otras universidades como las centroeuropeas", compara el director de la escuela viguesa.

Debido a esta "mentalidad abierta", los ingenieros vigueses no solo trabajan en los sectores de la automoción, el naval o la energía, sino también en la gerencia de hospitales, grandes multinacionales o bancos. "Los directivos de la planta portuguesa de Bosch que visitaron la escuela decían que nuestros egresados están más dispuestos a adaptarse. Son capaces de pasar de la ingeniería electrónica a la organización o de la mecánica a la informática", subraya.

A punto de que los alumnos de selectividad empiecen a matricularse, el centro acogerá este viernes una jornada de puertas abiertas para informar a los estudiantes sobre los estudios ofertados. El año pasado, cinco de los seis grados cerraron su matrícula en los primeros plazos. Desde 2010, las inscripciones han aumentado un 9%. Iniciativas como la competición de robots o la escudería UVigo Motorsport contribuyen a aumentar el atractivo del centro.