El éxito de la Concejalía de Tráfico instalando "turboglorietas" para reducir la elevada siniestralidad en rotondas y mejorar la fluidez de la circulación en estos cruces giratorios se está topando con el fantasma de la doble fila. Una de las leyes que rigen este tipo de glorietas es que los pilotos son guiados por un carril para evitar cambios y reducir el riesgo de colisión. Por ello, que todos estén despejados -tanto a la entrada como a la salida- es fundamental para su buen funcionamiento. Pero esto no está ocurriendo en todas. La más grande y compleja, la de Coia, es en la que los conductores más están sufriendo este problema. Particularmente los que suben por Martín Echegaray para ir hacia Castelao. Los que van por el carril derecho solo pueden realizar esta maniobra, pero al cruzar la rotonda se topan de frente con la habitual hilera de vehículos en doble fila, lo que no solo tapona constantemente este carril sino que obliga a los afectados a invadir los otros dos atravesando una línea continua.