Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Vigo y Portugal viven una relación llena de historia

La amistad queda demostrada en el Centro Portugués creado en 1926, la construcción de una plaza tras superar grandes dificultades técnicas y el monumento a Luiz de Camoes

Aspecto de la Plaza de Portugal el día de su inauguración. // Faro

Vigo y Portugal siempre permanecieron muy unidos. Un repaso por la historia permite rescatar momentos intensos y apasionados en la mayor parte de los casos. Otros no fueron tan buenos. Sin embargo, la presencia de ciudadanos portugueses en la ciudad, que hoy en día son alrededor de 2.500 según datos oficiales, ha provocado que las relaciones casi siempre mantuvieran un tono cordial y amable. Quedó reflejado en una serie de acontecimientos y también en la celebración del Día de Portugal, que tiene escenario el actual fin de semana. Hace no muchos años los actos se desarrollaban durante una semana.

Ya en el siglo XIX existían varios aspectos que colocaban a Vigo en el mapa portugués. Tanto que desde el ayuntamiento se tiene constancia de ordenar la elaboración de un censo de residentes lusos en la ciudad. Se tomó esta decisión después de comprobar la gran cantidad de trabajadores portugueses que se dedicaban a varias tareas, entre ellas la construcción y el mar. En las islas Cíes, las embarcaciones lusas compartían espacio con las españolas. En la mayor parte de los casos, descargaban en la lonja viguesa.

En 1886 se inauguró el puente internacional de Tui. Mejoraron las comunicaciones, aunque hubo algunos recelos. Las autoridades españolas tenían un plan secreto para destruir el puente en el caso de una confrontación bélica.

Esa vía de comunicación también permitió el intercambio de mercancías. Con el paso de los años, la presencia de Portugal en Vigo aumentó. Fue en 1926 cuando se creó el Centro Portugués, un lugar de encuentro de residentes en la ciudad. En la actualidad se encuentra en la calle Barcelona. Divulgar aspectos culturales forma parte de sus actividades.

En 1928 se aprobó el proyecto de construcción de la Plaza de Portugal. No fue sencillo. Tuvieron que pasar cinco años hasta que se inauguró de forma oficial. Se le encargó a Jenaro de la Fuente. El lugar elegido presentaba numerosas dificultades debido al importante desnivel del terreno. Además, las obras estuvieron paralizadas durante un tiempo al descubrirse un río subterráneo. Ese paso de agua fue un grave problema. Incluso varios años después afectó a la construcción de las viviendas del entorno.

El arquitecto colocó unas impresionantes escaleras, según la definición de la época, para comunicarse con la calle actual calle Uruguay. Desaparecieron al construirse el aparcamiento subterráneo. También diseñó una biblioteca, pero nunca llegó a realizarse.

Su inauguración fue todo un acontecimiento. Fuerzas militares y españolas desfilaron por la calle del Príncipe. Miles de personas asistieron a los actos que fueron "brillantes", según el relato que ofrecía el Decano. Las actuaciones de destacados grupos folclóricos portugueses fue una de las principales referencias y se prolongó durante varias horas. En presencia de numerosas autoridades, los asistentes también pudieron asistir al paso de numerosos aeroplanos.

Un año más tarde se descubrió el busto dedicado a Luiz de Camoes, el prestigioso escritor portugués. Los realizó Souza Caldas, director de la Escuela Industrial de Oporto. Era de bronce y tenía un pie de madera, que más tarde se sustituyó por uno de granito de Porriño. Se lo donó a Vigo como agradecimiento a la ciudad por su participación en la Exposición Colonial que se había desarrollado un año antes en Oporto.

Compartir el artículo

stats