Beatriz González, que también fue presidenta de la sección de Economía de la Asociación Europea de Salud Pública, tiene claro que la primera medida para cambiar las desigualdades sería cambiar la arquitectura institucional.
-¿En qué consistiría?
-En crear una agencia pública independiente del gobierno de evaluación de tecnología sanitaria que decida con carácter ejecutivo qué prestaciones entran y cuáles no en el sistema nacional de salud. Tenemos nuevos medicamentos hospitalarios muy caros que los autoriza la Unión Europea y, en España, cada hospital decide si se lo da o no a sus pacientes. Estos tratamientos que aumentan la esperanza de vida en dos semanas, cuestan miles de euros y, según dónde te toque, te los dan o no. Es injusto para los médicos tener la responsabilidad de decidir si da un fármaco carísimo, no debería ser suya. Tienden a darlo todo, pero hay tratamientos que no tienen ningún sentido. Es un disparate que no haya unos buenos servicios de paliativos que te ayuden a morir en paz y donde quieras y que haya muchos pacientes dándose quimio en el último mes de su vida y que se mueren en la ambulancia de camino al tratamiento.
-¿Con qué proyecto está ahora?
-Coordino desde las Palmas uno de economía de la prevención, sobre obesidad, ejercicio físico, tabaco... Somos 26 investigadores de diez universidad, entre las que está el MIT de Boston.
