El antiguo cargadero de mineral de Rande se transformará en una zona exclusiva para atraques de larga duración, como los generados por abandono del buque, intervención judicial o incluso averías. La actuación proyectada por la Autoridad Portuaria hará desaparecer de esta panorámica de la ría la estructura ejecutada por la floreciente industria minera de la primera mitad del siglo XX y que en los años 40 sirvió para abastecer de volframio a la maquinaria bélica de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. De lo construido entonces sólo se aprovecharán los pilares; el resto, todo el entramado de hierro, será retirado. La Autoridad Portuaria ya prepara la licitación de esta primera fase del proyecto que se completará con una plataforma de acceso a los barcos partiendo de la explanada de Duchess.

En desuso desde 1987, el aspecto del viejo cargadero indica a las claras el riesgo que representa para quienes todavía se atreven a transitar por sus carcomidos pasillos. Pese a que un cartel a la entrada en Duchess prohíbe el paso con la advertencia de "Peligro", suelen ser habituales entre los que acceden, pescadores aficionados y hasta turistas atraídos por la imagen de lo que queda en pie del embarcadero empleado por los nazis. Precisamente por su pasado histórico y por enclavarse en un espacio protegido por la Red Natura 200, antes de plantearse modificar esta instalación, el Puerto realizó varias consultas por si gozaba de algún grado de protección cultural o medioambiental. Ningún organismo puso inconvenientes, así que sigue adelante con su planteamiento.

"Eso no puede seguir así por más tiempo. Es una fuente de inseguridad y de óxido". Esta contundencia revela la total disposición del presidente portuario a acelerar su iniciativa que además de justificada por el peligro que representa el herrumbroso cargadero para las personas, vayan por tierra o por mar, Enrique López Veiga reconoce que surge motivada por la "imperiosa" necesidad de habilitar más zonas de atraque. En este aspecto, el déficit de los muelles vigueses no es tanto por disponer de pocos metros como que demasiados permanecen ocupados meses, incluso años, por cascos en estado ruinoso o solo útiles para su desguace.

Afean el paisaje portuario

Además, buques tanto tiempo languideciendo en Bouzas o A Laxe afean el paisaje portuario y acaban convirtiéndose en una fuente de problemas para la operatividad del resto. Esos cascos serían los primeros en trasladarse a Duchess, aunque la idea del Puerto es que también se deriven allí los barcos con averías cuya reparación no requiera de maquinaria pesada y pueda resolverse con apenas conexión eléctrica y agua.

La primera parte de la transformación del cargadero ya está en marcha. El Puerto trabaja en las condiciones del concurso para la licitación de la retirada de la estructura metálica. Desde la pasarela de acceso en tierra y la que une los pilares, hasta la caseta con la grúa donde todavía se pueden ver los motores de la cinta que transportaban carbón hasta los barcos.

El resto de la actuación prevista conserva buena parte de la fisonomía de los viejos pilares. Estos aún disponen de noráis adonde amarrar cabos, y hasta defensas, aunque de madera, por lo que acabarían sustituyéndose por otras más modernas y neumáticas. Con más de 25 metros en su lateral norte y su diseño casi cuadrado, estos amarraderos aceptarían buques de distintas esloras prácticamente en su todo su contorno. No obstante, la idea es que atraquen abarloados (agrupados por su costado) y sólo por la línea consolidada.

Para facilitar el acceso a estos barcos se baraja la construcción de plataformas que a modo de pasillo unirán los tres pilares. Y estos, a su vez, quedarían conectados con la explanada de Duchess mediante una pasarela de al menos 90 metros, la extensión de la actual fabricada en hierro hace más de 80 años.