La transformación de la escollera de la terminal de Bouzas en atraque para grandes buques Ro-Ro se presenta como la próxima "gran obra" promovida por la Autoridad Portuaria. Con este énfasis se expresó ayer el presidente, Enrique López Veiga, sobre la propuesta lanzada por los operadores de la explanada boucense que mediante Duques de Alba (pilotes) bordeando la cara norte del relleno generaría hasta 860 metros lineales para el amarre de hasta tres buques. "Es una iniciativa razonable y nuestros técnicos la consideran viable", afirma el dirigente portuario, que ya avanza que la iniciativa será incluida en el documento del Plan Estratégico surgido de todos estos meses de reuniones del Crecimiento Azul (Blue Growth).
Como adelantó FARO, las empresas que gestionan el ingente movimiento de vehículos que entran y salen de la terminal -con capacidad para estacionar 15.000- aprovecharon las reuniones del Blue Growth para insistir en la necesidad de adaptar los muelles de Bouzas a los nuevos tráficos. Alertaron de que las actuales instalaciones corren el riesgo de quedar desfasadas a corto plazo al disponer de sólo dos rampas con calado suficiente -14 metros- para barcos superiores a los 170 metros, esos que aportan el grueso de las unidades que pueblan la campa al mover hasta 2.000 coches por escala. Por esta razón plantearon la nueva línea de atraque por fuera del relleno. Creándola sobre la escollera con una alineación de Duques de Alba (pilotes), Vigo podría recibir a los gigantes "portacoches" al ofrecer estas aguas 20 metros de profundidad.
"Tengo que admitir que me gusta y mucho porque no altera nada; no es más que convertir una escollera en atraque con el mínimo impacto medioambiental. Hay que hacer números pero económicamente parece asumible", argumenta el presidente del Puerto. López Veiga ve esta actuación como "prioritaria". A diferencia de la ampliación de la terminal de contenedores de Guixar, donde no prevé problemas "en los próximos 6 a 10 años" aunque también prevé introducir en el Plan Estratégico, "en Bouzas sí que no podemos quedarnos dormidos porque pronto, en el plazo de cuatro años, la terminal podría quedarse corta", vaticina.
Sobre todo en cuanto a la vertiente que en los últimos años ha potenciado Bouzas como puerto hub desde donde otras marcas automovilísticas redistribuyen los vehículos hacia otras zonas de España o del extranjero. "Esta es una ventaja pero hay que mantenerla. Somos muy competitivos con los buques actuales pero no con los que van a venir, cada vez más grandes", explica. Y para que las navieras sigan apostando por Vigo hay que hacerles ver que la terminal se está preparando. "Es que no solo el tráfico se define en virtud de lo que hay si no de lo que puede haber", agrega.
La nueva zona de atraque tendría una extensión máxima de 860 metros y capacidad para hasta tres buques. Estas dos características quedarían definidas por la situación del espigón, un pequeño saliente recomendado por los expertos consultados por los promotores de la iniciativa cuya función sería la de abrigar a los buques del oleaje generado por los temporales del sudoestes. Y en función de donde parta este "brazo" también se podrá saber cuánto afectaría al Paseo dos Peixes. López Veiga admite que la ejecución de esta obra supondría "perder algo" de la popular senda peatonal, pero no lo considera un inconveniente. "Se estudiarán fórmulas para compensarlo", sugiere.
El presidente no ve más que ventajas en esta propuesta. En este sentido recalca que "los vigueses tienen que pensar que la terminal de Bouzas atrae inversiones, y de calidad, y anima a otras empresas a venir a Vigo, lo que al final se convierte en nuevos empleos para la ciudad".
