Espía, diplomático, políticamente incorrecto... Su variada experiencia vital y su carácter pendenciero e irónico han alimentado su fama hasta nuestros días. "Si viviese hoy, claramente aparecería en los telediarios y las tertulias de televisión y generaría mucha polémica. Es paradójico que se le identifique como un autor chistoso y la gente esboce una sonrisa al hablar de él y, sin embargo, sus obras tengan la consideración de difíciles porque era un autor de argumentación de ideas", argumenta Candelas.
Este respeto existe incluso en el ámbito académico, siendo reducido el número de expertos que lo estudian dado el gran nivel de exigencia que supone. Algo que Candelas anima a cambiar y confía en que este ya "fructífero" campo crezca en el futuro con nuevos expertos.
En los años posteriores a su muerte y en el siglo XVIII, sin embargo, Quevedo era muy leído y sus obras se publicaban en colecciones, como corresponde a los grandes autores. "Ya era un clásico en el siglo XVII", destaca.
El proyecto de investigación arrojará luz sobre qué tipo de obras preferían sus contemporáneos, si la burlesca o la más seria, la prosa o la poesía, o las que versaban sobre religión a las de política: "Estudiaremos qué leían y cómo interpretaban su literatura o sus tratados".
El profesor Candelas pertenece al departamento de Literatura Española de la Facultad de Filología y Traducción de Vigo y colabora desde hace años con el grupo de Alfonso Rey, de la Universidad de Santiago, en la edición de la obra completa de Francisco de Quevedo, además de ser autor de una antología poética.
